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miércoles, 29 de febrero de 2012

LUSTAU PEDRO XIMÉNEZ VORS. Pedro Ximénez. Jerez. España.

La denominación VORS para un vino de Jerez es una garantía, a la vez, de envejecimiento y de calidad. De envejecimiento, porque certifica - con total rigor, pues se utiliza el método del Carbono 14; el mismo que calcula la edad de los fósiles encontrados en la excavaciones arqueológicas - que el vino que la lleva en su etiqueta tiene un mínimo de 30 años de crianza. Y de calidad, porque las bodegas solo sacan al mercado sus mejores vinos con esta denominación. Estas siglas, además, tienen una doble lectura en latín - Vinum Optimun Rare Signatum - y en inglés - Very Old Rare Sherry -.
Este Pedro Ximénez ya lo conocimos en la presentación que la bodega Lustau hizo de sus vinos en Lavinia de Madrid en mayo de 2011 y que ya reseñamos en Vinoencasa. Ahora lo probamos con toda la atención que requiere un vino tan especial.
Cae en la copa denso y muestra un color muy oscuro, caoba, casi azabache, con irisaciones verdosas en los bordes y un ribete castaño-ambarino. La lágrima impregna el cristal y le da tonos de café.
En nariz es muy intenso y complejo. Aquí hay muchas notas que conviene ordenar para discenir la melodía que desprende. Lo primero, mucha uva pasa e higo seco. Es lo que predomina durante todo el tiempo que dura la cata. Pero también están los aromas de mieles oscuras (brezo, castaño) y de azúcar tostada (caramelo líquido). En el terreno de la fruta, detectamos un toque cítrico (piel de naranja, naranja confitada). Y luego, todos los olores propios de su larga crianza: regaliz negro (juanola), café (torrefacto) y maderas (mueble viejo, botas viejas, barnices). Es fantástico. Cada vez que introducimos la nariz en la copa detectamos una nota nueva que añadir a la música olfativa casi interminable de este vino.
En boca también es muy complejo. Entra con potencia y con mucho dulzor, claro. Pero hay un elemento equilibrante de esos dos factores anteriores: su excelente acidez, que impide que nos quede una sensación dulzona empalagosa que nos sacíe al primer trago. Aquí también degustamos el sabor de las frutas secas (uvas y ciruelas pasas, higos secos, pan de higo). En el final lo que queda es el amargor de un buen café negro (caramelo de café). El paso por boca es denso y untuoso, acaricia el paladar como un pañuelo de seda y es muy, muy largo. 
No se trata de un vino del que uno repita copa tras copa. Su densidad, su contenido en azúcar y su grado alcohólico nos cansaría. Pero estas dos (bueno, tres, lo confesamos: es el vicio, que nos puede) que nos hemos tomado nos han sabido a Gloria. Así, con mayúscula. Ahora, eso sí, el precio ya no es tan glorioso. Esta botellita de medio litro nos costó unos 36€ en Lavinia, de Madrid. 
¡Salud!

martes, 28 de febrero de 2012

BASA 2010. Verdejo (85%), viura (12%) y sauvignon blanc. Rueda. España.

 Estamos ante un vino de color dorado pálido con fondo verdoso, que en nariz nos ofrece con nitidez notas frutales, destacando la piña, junto a herbáceas (recuerdos anisados, de hinojo).
 
En boca resulta muy agradable de beber, con muy buena acidez que le da longitud, y un recuerdo frutal siempre presente. El porcentaje de viura le sienta bien, porque el vino gana estructura.

Cuenta con un precio excelente, 5,90 € en Lavinia. Una apuesta segura para los que quieran un buen blanco  sin  vaciar el bolsillo.
 
Es otro, y van...,de los vinos de la Compañía de vinos de Telmo Rodríguez que hemos probado; recordemos que ya tiene otro Rueda, El Transistor, también presente en Vinoencasa.
¡Salud!

lunes, 27 de febrero de 2012

CASTILLO DE ALMANSA COLECCIÓN GARNACHA TINTORERA 2010. Garnacha tintorera. Almansa. España.

La garnacha tintorera es la variedad más extendida en la D.O Almansa. Esta uva se caracteriza por tener, al contrario de la mayoría de las uvas tintas, la pulpa coloreada. En Vinoencasa ya hemos presentado otros tres vinos de Almansa elaborados con esta variedad: los Higueruela 2008 y 2009 y La huella de Adaras 2010.
Este Castillo de Almansa es obra de las Bodegas Piqueras, una firma veterana de esta localidad pues elabora vinos desde 1915. 
En la copa esperábamos un vino más cubierto, por la experiencia habida con los otros basados en la misma uva, pero no: es de capa media-baja, con ribete amoratado.
Es muy aromático, con abundancia de fruta roja (fresa, frambuesa), golosina (chicle de fresa) y flor (violeta). Si uno se concentra y trata de abstraerse de estos aromas, también se aprecian notas de tinta china. No es fácil, por la golosura de fruta que desprende la copa. En muchos aspectos se parece a un maceración carbónica, aunque la etiqueta no indica que el vino haya sido elaborado de esta manera.
En la boca es fresco. Su buena acidez compensa la potencia frutal que aquí también se hace presente y que en la vía retronasal vuelve a dar notas de golosina (palote de fresa). No se notan apenas los taninos. En copa negra uno diría que está bebiendo uno de esos rosados afrutados que, fresquitos, están tan ricos. Se trata de un vino sencillo, sin complejidades, pero muy amable y fácil de beber. Deja un agradable recuerdo frutal que permanece largo rato en el paladar. Un producto muy digno si tenemos en cuenta lo que nos ha costado: 3€ en la bodega Santa Cecilia, de Madrid.
¡Salud!

ALANDA 2006.Mencía, bastardo, tinta fina. Monterrei. España.

Curiosidades del mundo comercial. Hemos encontrado este vino de José Luis Mateo, más barato que el 2007, que ya comentamos hace año y medio. De José Luis y su bodega Quinta de Muradella ya hemos escrito algo, sobre todo cuando probamos su Gorvia. Esperamos conocerle pronto, pero mientras tanto nos vamos bebiendo sus vinos.

Este 2006 no muestra apenas evolución. Tiene un color picota con un ribete que no muestra el paso de los años, buena señal.
En nariz nos gusta su complejidad. Nada más descorcharlo aparece la mencía en forma de fruta roja, pero pronto los matices minerales y balsámicos (como de bosque atlántico, con eucalipto, hierbas  de monte, tierra húmeda) se suman al conjunto, junto a notas de cedro y de tostado, procedentes de la crianza en madera.
En boca muestra una entrada golosita, un paso muy agradable, con los recuerdos frutales y minerales siempre presentes. Es un vino envolvente, con una fruta que llena la lengua. El recuerdo es larguísimo y muy rico.
Y, para nuestro gozo, cuesta menos de 10 euros (8,90 en Lavinia). Un regalo para los sentidos.
¡Salud! 

viernes, 24 de febrero de 2012

ABBAYE DE VALMAGNE CUVÉE DE TURENNE 2005. Syrah, mourvèdre. Coteaux du Languedoc. Francia.

Ahora que ya hace tanto tiempo que pasaron las vacaciones de verano, qué bueno es abrir un vino que te haga regresar a los buenos momentos pasados en ellas. En julio de 2011, en pleno Tour de Francia, estábamos en Villeveyrac, a 40 km. al sur de Montpellier, en el departamento francés del Languedoc, visitando la Abadía de Valmagne. 
La historia de esta abadía francesa repite las etapas por las que pasaron muchas otras en este país: de orígenes del siglo XII, con múltiples añadidos y reformas en siglos posteriores, cuando llegamos a fines del XVIII es expropiada por el gobierno revolucionario y pasa por diversas manos que descuidan su conservación hasta que, después de múltiples expolios y a punto de caer en la ruina, un aristócrata o un rico burgués la compra, la restaura y la reconvierte en bodega. 
En el caso de Valmagne es el conde Henri-Amédée-Mercure de Turenne el que compra la abadía en 1838, que pasa a formar parte del patrimono familiar hasta nuestros días. Esto, la transmisión de una misma propiedad vinícola dentro de la misma familia generación tras generación, es algo que ya habíamos comprobado también en nuestra visita a Burdeos de Navidades, y que es mucho más raro encontrarlo en España, salvo en algunas bodegas centenarias de La Rioja y alguna otra honrosa excepción.
Pues bien, la actual bodega de la Abadía de Valmagne dedica este vino a este conde fundador que la salvó de la ruina total. Ya los anteriores propietarios habían hecho uso de las naves de la iglesia gótica como bodega y los actuales 18 fudres de roble ruso que podemos ver en lo que en su tiempo fueron las capillas fueron instalados en 1820. El folleto que nos sirvió de guía durante la visita nos cuenta que es por esas enormes cubas por lo que a esta iglesia se la llama "la catedral de las viñas".

Elaborado con uvas syrah y mourvèdre (la monastrell de los franceses) de agricultura ecológica, este vino procede de una subregión de la muy extensa Apellation Coteaux de Languedoc (que ellos dicen que es el mayor viñedo del mundo: ¿no habíamos quedado en que este título lo ostentaba La Mancha?) que lleva el nombre de Grés de Montpellier. Se caracteriza por sus areniscas rojizas ricas en bauxita. 
No está muy cubierto, pues es de capa media, con ribete rubí y densa lágrima coloreada. Tiene una gran intensidad aromática: ya nos llega su olor desde el mismo descorche. Hay, sobre todo, mucha fruta, que al principio se muestra como fruta roja (fresón, yogur de frambuesa). Bajo este predominante tono frutal, distinguimos también notas florales (caramelo de violeta), de cuero y minerales (champiñón). Como solo una parte de este vino ha permanecido en crianza en barrica, la madera es muy discreta y sólo se aprecia un ligero ahumado.  Varias horas después la fruta inicial se ha convertido en ciruela pasa y regaliz.
En boca es muy sabroso y más mineral que frutal, desmintiendo lo que la nariz nos había anunciado. Es tánico y fresco, con un final amargo. El paso no es fácil ni amable porque los taninos se hacen notar, pero no hay astringencias molestas. Se agarran a las encías y a la lengua y los notas durante un largo rato. Le dan longitud a este vino. Por vía retronasal apreciamos un agradable aroma de licor de cerezas. 
Está rico este Cuvée de Turenne. Ha caído toda la botella y nos encontramos perfectamente (no, estamos mejor que antes de abrirla). ¿Será por ese moderado 13.5% de alcohol que contiene? Lo compramos en la tienda de la Abadía de Valmagne por unos 12€.
¡Salud!

domingo, 19 de febrero de 2012

HONORO VERA 2010. Garnacha. Calatayud. España.

Aunque no es un aspecto que tengamos en cuenta, la verdad es que el vino, su envase para ser más exactos, llama la atención; atrae al posible cliente.
 Por lo que vamos sabiendo sobre este tema, parece un vino hecho para mercados exteriores. Nos hemos acordado de las etiquetas que pudimos ver en una cata sobre vinos para la exportación hace unos meses, porque tiene ese aire de modernidad atrevida.

 De capa alta y ribete fucsia, los olores que desprende son nítidos: fruta negra de confitura y unos tonos achocolatados-tostados de la barrica (cuatro meses, ¿tostado medio-plus?).

En boca nos recibe con golosura. La fruta está presente, así como recuerdos minerales; aunque al final se imponen los tostados-achocolatados.

Un vino de diseño, tanto por su continente, como, así parece, por su contenido. Insistimos en la idea de que nos parece un  vino para exportación y especialmente para el mercado estadounidense (paraíso de los siropes, colas y todo tipo de azucarados productos industriales).
Se trata de ofrecer a un precio único (capaz de competir con los vinos del Nuevo Mundo) un producto de calidad (la base son viñas viejas de garnacha). 
También tendrá su nicho de ventas entre quienes, por ejemplo, no son entendidos pero quieren sorprender en una reunión de amigos con algo original y que guste, porque está hecho para gustar a un publico generalista y cumple a la perfección su papel.
Nos costó 6,40 € en Lavinia.  

Indagando por la red, Pablo Íñigo, en verema, escribió que este vino es el antiguo Garnacha de Fuego, que ya tenemos aquí registrado, y que surge a raiz de la ruptura comercial entre la familia Gil (los del Juan Gil, Clío,  y El Nido) y Jorge Ordoñez, que participaban en el grupo exportador Orowines. Este grupo cuenta con la Bodega Ateca, que es la que elabora este vino.    
¡Salud!

sábado, 18 de febrero de 2012

RIOJA BORDÓN CRIANZA 2006. Tempranillo y garnacha. Rioja. España.

Bodegas Franco-Españolas, una de las clásicas riojanas, está detrás de este crianza de capa media-baja y cierta evolución en el ribete (con un color que tira a teja).

En nariz percibimos con nitidez y limpieza las especias, destacando notas avainilladas del roble americano. La fruta roja también aparece, aunque con menor intensidad de lo que sería adecuado para compensar a las anteriores.

En boca resulta agradable, muy fácil de beber acompañándolo con cualquier comida. Deja un buen recuerdo.
Su precio es inferior a los 10 euros.
¡Salud!

viernes, 17 de febrero de 2012

MURET VIDADILLO 2009. Vidadillo, bobal. Vino de la Tierra de la Ribera del Jiloca. España.

En Vinoencasa nos estrenamos con esta uva, la vidadillo, también llamada crespiello, autóctona de esta denominación de Ribera del Jiloca - con la que también nos estrenamos - que se localiza hacia el sur-oeste de Zaragoza, fronteriza con la de Cariñena, donde también se da esta variedad. Parece ser que, como les ha ocurrido a otras muchas en España, en el pasado su cultivo estuvo mucho más extendido pues se trataba de una cepa de gran producción, que era lo que ha interesado siempre al agricultor. Pero cuando en las últimas décadas se ha apostado por vinos de mayor calidad a expensas de reducir la cantidad de uva recogida, se procedió a un arranque masivo de las cepas de vidadillo para sustituirlas por otras variedades, casi todas foráneas, más prestigiosas. Recientemente, sin embargo, algunas bodegas - entre las que se encuentra Vinae Mureri, la responsable del vino que hoy traemos - han apostado por esta variedad ya casi extinguida, cuidando mucho su cultivo y su vinificación, para conseguir excelentes resultados.
Este Muret Vidadillo está elaborado con un 80% de vidadillo y un 20% de bobal. Procede de viñas viejas con edades entre los 60 y los 80 años y ha tenido una crianza de 6 meses en barrica. No se nos ha pasado desapercibido el guiño del elaborador al colocar en la etiqueta una imagen de trilobites. Quizá con ello quiera hacer referencia al hecho de que esta uva es casi un superviviente prehistórico o a la extinción a la que ha estado amenazada hasta hace muy poco.
Se presenta con una capa media, ribete remolacha y una densa lágrima que tinta la copa. No es muy intenso en nariz. Dominan los aromas vegetales (hoja de higuera, hierba cortada) y minerales (polvo, pedernal) sobre un fondo discreto de fruta roja (frambuesa). También se aprecian notas ahumadas dulces (galleta, vainilla). Dejamos pasar el tiempo y agitamos con paciencia la copa para ver si gana en intensidad, si se abre más, y no apreciamos evolución.
La entrada en la boca es dulce. Se aprecia más la fruta en la lengua que en el olfato. También tiene una buena acidez que hace pasar desapercibidos los 14.5º de alcohol que contiene este vino. En el retrogusto se aprecian recuerdos balsámicos y de hierbas de monte. Pero lo que más destaca es su tanicidad, con una ligera astringencia en encías y lengua, y su amargor final. Ojo, no son sensaciones desagradables, sino diferentes; las que uno quiere encontrar en un vino elaborado con una uva hasta ahora desconocida para nosotros.
Nos costó unos 7€ en Lavinia, de Madrid.
¡Salud!

jueves, 16 de febrero de 2012

CLOS TRIMOULET 2006. Saint Emilion. Burdeos Francia.

Volvemos a Saint Emilion para probar otro Grand Cru de precio asequible.

Muestra ya cierta evolución en su ribete. En nariz la fruta roja se percibe bien y pronto; también encontramos notas de cedro (lápices), especiadas, y de barniz. 


En boca muestra un carácter austero; el dulzor de la fruta está contenido, y encontramos tanicidad  con ligero amargor. Sin embargo, con tiempo, el vino gana. Aunque puede no gustar a los que buscan fruta y dulzor, deja un recuerdo persistente y agradable.

Nos costó 13,40 € en La Maison du Vin de Saint Emilion.
¡Salud! 

domingo, 12 de febrero de 2012

PEGASO GRANITO 2008. Garnacha. Vino de la Tierra de Castilla y León. España.

Volvemos a invitar a nuestro blog a Telmo Rodríguez. De vez en cuando nos regalamos uno de sus vinos, que es una interesante forma de viajar por la geografía española sin salir de casa. Hoy toca Cebreros, Ávila, tierra dura, de elevada altitud y clima áspero; pero en la que también hay viñas, y viñas viejas de garnacha. 

Pues bien, algo le debió gustar a Telmo  porque se lanzó a elaborar este vino de una serie de 9.600 botellas, con el que ha vuelto a poner al pueblo abulense en el mapa vitivinícola hispano. Y lo ha hecho no con uno, sino con dos vinos, los Pegaso. Con ellos ha diseñado un bonito experimento sensorial ya que hay un Pegaso elaborado sobre suelo granítico, el que traemos hoy, y otro sobre pizarras, que ya presentaremos más adelante.


Este Pegaso Granito se muestra con capa alta y ribete violáceo-fucsia vivo, pese a ser un 2008, . 
En nariz, desde el principio, se asoma la fruta roja madura (fresa, frambuesa) bien envuelta en una madera con ligero tostado. También percibimos recuerdos minerales y balsámicos, como mentolados.

En boca el vino todavía gana más. Su entrada es golosita y la fruta está siempre en el paladar. Hay buen equilibrio entre acidez y un alcohol  generoso (15%) que nos recuerda a los vinos mediterráneos.
Muy agradable de beber, aunque, eso sí, su precio es para tenerlo en cuenta, ya que ronda los 30 euros.
¡Salud!

sábado, 11 de febrero de 2012

TREINTA MIL MARAVEDÍES 2010. Garnacha y syrah. Madrid. España.



No es la primera vez que la bodega Marañones aparece en nuestro blog. Hoy lo hace con este  tinto  que se comercializa como vino de comarca, en un intento (suponemos) de su autor, Fernando García, de reflejar su apuesta por un vino como fruto de un paraje singular, de un terruño.
 
De capa media y bonito y vivo color cereza, ofrece buenos y variados olores, pero con una fruta roja (fresa) siempre presente a la que se suman notas balsámicas, recuerdos minerales y un ligero tostado.

En boca tiene una entrada dulce que se combina con una gran acidez. El paso por boca es ligero, pese a tratarse de un vino con más de un 14% de alcohol. Deja un recuerdo bastante persistente.
Fernando García hace bien las cosas ¡sí señor!

Su relación calidad precio es muy buena; nos costó 9,40 en Lavinia.
¡Salud! 

viernes, 10 de febrero de 2012

ELÉCTRICO DEL LAGAR. Pedro Ximénez. Montilla-Moriles. España.

La bodega Toro Albalá  elabora este generoso de color dorado con reflejos verdosos que, en nariz, ofrece agradables olores entre los que se encuentran varios tostados (pan, fruto seco -pipas-, madera), notas salinas recuerdos herbáceos (manzanilla), y levadura.


En boca resulta muy conjuntado. De entrada amable,  con acidez contenida, paso untuoso, ligera salinidad. Un vino que resulta fácil de beber con un amargor sutil que queda en el recuerdo.
Cuenta con un precio estupendo; ya que aprovechamos una oferta en Lavinia y pagamos 6,90 € por él.
¡Salud!

jueves, 9 de febrero de 2012

ALGUEIRA 2007. Mencía. Ribeira Sacra. España.

Probamos hoy el crianza de mencía de la adega Algueira, que ya habíamos catado en una añada anterior, la 2005. Recordemos que esta bodega se caracteriza por cultivar únicamente las variedades autóctonas de la zona y por querer que sus vinos expresen de la mejor manera posible el lugar del que proceden: las laderas aterrazadas del Sil, en la frontera entre las provincias de Lugo y Orense.

Fernando de Algueira y Vinoencasa
Fernando de Algueira, el bodeguero, dice que son los mejores viñedos del mundo y nosotros no le vamos a desmentir porque de ellos obtiene muy buenos vinos, como este que traemos hoy aquí.


Vestido con una capa media-alta y ribete rubí, deja una densa lágrima coloreada en las paredes de la copa. Se aprecia una ligera reducción nada más servir, pero desaparece en pocos instantes. Después, las primeras notas que se ofrecen a la nariz son de tipo animal (pelo, establo), que van a quedar de fondo durante todo el resto de la cata. Es una característica de la mencía y a nosotros nos gusta mucho que los vinos sean sinceros y no engañen en cuanto a la variedad con la que están elaborados. Sobre ese fondo animal se aprecia, también, mucha fruta roja en sazón (fresón, frambuesa) y un ligero toque ahumado (hollín) de mineralidad. Solo después de pasado bastante tiempo nos aparece el aroma de la madera (cedro), y de forma muy discreta.
En boca, sus taninos dulces, suaves, acarician las encías y el paladar. Se aprecia también mucha fruta, lo que  lo hace un punto goloso. Pero su elevada acidez y un ligero amargor final equilibran ese dulzor frutal. El paso es amable y ligero, y su frescura es sorprendente - muchos blancos carecen de ella hasta este punto - y hace de su degustación una experiencia muy placentera. Lo compramos en la bodega y nos salió por unos 20€.
¡Salud!