Hace tiempo os presentamos el maceración carbónica de esta bodega de Campo de Borja. Pues bien, hoy toca ración doble. Los protagonistas serán su vino joven, mezcla de garnacha (70%), syrah (20%) y tempranillo, por un lado; y por otro, su producto estrella, denominado TRES PICOS, elaborado con garnacha, que es del mismo año.
Hacen gala de un color muy atractivo: picota con ribetes violáceos, en el caso del Borsao Joven; y corinto muy brillante e intenso, en el caso del Tres Picos.
Cuando los olemos nos hemos topado con un alcohol que está muy presente, y es que tienen una alta graduación: 14% y 15%. Superada esta impresión inicial (que no es agradable) entramos en los aromas frutales y especiados, en el Borsao Joven; mientras que el Tres Picos es más complejo. Aquí sobresalen los tonos balsámicos, que dan paso a los de la vainilla. Curiosamente este vino no tiene crianza en barrica, sino que se elabora con otro método moderno.
Al probarlos también hemos notado la sensación ardiente del alcohol. Una vez superada esta impresión nos encontramos, en el Borsao Joven, con un dulzor y una acidez correctas y un posgusto largo y frutal. El Tres Picos presenta una acidez algo desequilibrada, como si se pretendiera compensar el efecto del alcohol. Habrá que probarlo con más permanencia en botella, porque es de esperar que evolucione a mejor.
Vinos contundentes (que pueden no gustar) con una notable diferencia de precios. El Joven cuesta unos 3 euros, por los 11 del Tres Picos. Como es un factor a tener en cuenta, por ahora nos quedamos con el primero.
¡Salud!
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