La bodega García Carrión presenta este vino que mantiene una capa muy oscura pese a la edad. En nariz sobresalen los aromas achocolatados, pero demasiado tufo tostado para nuestro gusto. Se combinan con los aromas a fruta muy madura, a las ciruelas secas que se sirven en navidades.
En boca no nos dice nada. Todavía algo tánico y poco agradable.
Luce una medalla del 2008 en su etiqueta. Pues la verdad es que no nos ha dicho gran cosa. Nos parece uno de esos vinos "de mediano pasar" que acompañan un menú del día. Cuesta unos 3 euros.
¡Salud!
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