Hoy estamos en Toro, denominación que para muchos entendidos viene a ser como una reserva espiritual del vino por su enorme potencial.
Trataremos de comprobarlo con este Valdelacasa, que cuenta con una capa muy alta.
En nariz, nada más abrirlo, dejan sentir su presencia volátiles notas de caramelo de fresa. Centrándonos en la copa, hay muchísima y buena fruta madura. También apreciamos notas a regaliz negro, a café y vainilla. Pese a la poca crianza que ha tenido, la madera le ha sentado muy bien y no enmascara su frutosidad.
En boca tiene una entrada potente, aunque agradable. Estamos ante un vino muy equilibrado, carnoso y aromático, con taninos sedosos y persistente recuerdo.Lo hemos disfrutado mucho y, además, su relación calidad-precio es excelente, ya que nos ha costado unos 11 euros en Santa Cecilia de Madrid. Uno de esos vinos aptos para cualquier comida de postín. Volveremos a Toro.
¡Salud!
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