En las bodegas del antiguo monasterio burgalés de San Pedro de Cardeña se elabora este vino, todo un superviviente del siglo pasado. ¿Cómo estará?
Presenta el borde anaranjado propio del envejecimiento, aunque la capa aún es destacada.
En nariz parece que acabamos de abrir un brandy. Queda el recuerdo de la fruta roja.
En boca todavía apreciamos acidez y destaca por su paso suave, de taninos más que domesticados.
Pues bien, no es uno de los grandes reservas que podemos encontrar en, por ejemplo, Rioja; pero teniendo en cuenta su precio (algo menos de 7 euros en Santa Cecilia de Madrid), podemos darle un aprobado. Siempre es agradable encontrarse por el camino con un veterano que te cuenta sus achaques y algún que otro secreto.
¡Salud!
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