Tras la visita a Fernando, pasamos a probar el primero de los vinos que nos llevamos de su bodega. Comenzamos con un blanco del año, procedente del viñedo Carballocovo. De color dorado, nos gusta ver materia en suspensión dentro de la copa.
Nada más abrirlo detectamos su intensidad aromática, así como su variedad. Hay notas florales, herbáceas (manzanilla, hinojo) y mucha fruta. Si al principio pensamos en manzana, con el tiempo nos decantamos por notas tropicales: melocotón, paraguaya y piña en almíbar.
Lo probamos y desde el primer trago disfrutamos con su calidad. No es solo su acidez. Es también su paso untuoso y denso (buen trabajo con las lías), su peso en boca, su carácter frutal que se mantiene en el paladar. Deja un recuerdo estupendo.
Y todo eso por poco más de 10 euros.
Nada más abrirlo detectamos su intensidad aromática, así como su variedad. Hay notas florales, herbáceas (manzanilla, hinojo) y mucha fruta. Si al principio pensamos en manzana, con el tiempo nos decantamos por notas tropicales: melocotón, paraguaya y piña en almíbar.
Lo probamos y desde el primer trago disfrutamos con su calidad. No es solo su acidez. Es también su paso untuoso y denso (buen trabajo con las lías), su peso en boca, su carácter frutal que se mantiene en el paladar. Deja un recuerdo estupendo.
Y todo eso por poco más de 10 euros.
¡Salud!
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