Un fino de Montilla, de los que no se encabezan, porque en esta tierra la uva Pedro Ximénez alcanza el grado alcohólico necesario para que las levaduras hagan su delicada labor;ese velo bajo el que se cría el fino.
De color dorado matizado en verde, que en nariz muestra con nitidez aromas a fruto seco tostado, mazapán, algo de coco, de madera vieja, de barniz.
En boca muestra virtudes, destacando una gran acidez que compensa perfectamente el alcohol y un amargor final delicado. Un vino seco y muy untuoso que, como ocurre con estos vinos, tiene un final larguísimo.
Su precio, inferior a 5 € (lo hemos visto por menos de 4 en un hipermercado), es otra de sus bazas. Y es que un generoso siempre enriquece una comida, aporta diversidad y distinción.
¡Salud!
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