Descubrimos este vino en Italia ( de la añada anterior), concretamente en Milán, aunque ya conocíamos algunos otros de su autora, Arianna Occhipinti. Hemos tenido suerte al poder comprar la última botella que quedaba en Vinoteca Tierra de esta añada.
Presenta un llamativo color oro viejo, y, en nariz, nos recibe con aromas poco usuales. Al principio notas terrosas, minerales (aromas que podrían resultar poco agradables a quienes no conozcan este tipo de vinos y su elaboración -agricultura ecológica, sin química-). Hay recuerdos de suelo húmedo, a fósforo, a ceniza, que se combinan con notas de manzana, de sidra, miel, melocotón, herbáceos, y corteza de naranja. Es un vino que necesita aireación, abrirse. Nosotros lo hemos dejado un día abierto para disfrutarlo más.
En boca sorprende. Es un vino seco, con buen equilibrio entre acidez y untuosidad (apenas un 12% de alcohol), aunque resulta fresco.
Hay también notas salinas en el centro de la lengua, y amargas al final. Un vino sin concesiones, con mucho carácter, mineral.
Deja un recuerdo muy prolongado, con la acidez y el amargor en buena sintonía.
Deja un recuerdo muy prolongado, con la acidez y el amargor en buena sintonía.
Nos costó 15,90 €.
¡Salud!
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