Nos damos una vuelta por Alsacia para probar un vino blanco elaborado con una de esas míticas variedades de uvas: la riesling.
De color oro, algo envejecido; en nariz destacan las notas frutales, especialmente plátano y manzana (concretando: pulpa de plátano y manzana dulzona, asada; incluso nos ha venido a la cabeza las papillas de frutas que se les hacen a los bebés cuando empiezan a tomar sólidos).
En boca es muy suave, ligero y sedoso, manteniendo ese aroma a manzana (que nos recuerda a la buena sidra).
Nos ha costado algo menos de 7 euros, resultando una experiencia interesante y grata.
¡Salud!
No hay comentarios:
Publicar un comentario