Teníamos ganas de presentar uno de esos vinos llamados "de pago", es decir, de una finca concreta, en este caso situada a algo más de 1000 metros, en la Sierra de Alcaraz, por aquello del prestigio y la excepcionalidad que se les supone a estos vinos.
Pues bien, en nariz no nos dice mucho. Le cuesta salir a la fruta y nos queda un tostado de la madera que no resulta demasiado elegante.
En boca tampoco nos ha sorprendido.
Resulta que nos ha costado 9 euros. Sin estar malo, la verdad es que no nos ha dado gran cosa, y por ese precio...
¡Salud!
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