
Estamos ante un vino potente en boca. Con buena acidez y un dulzor golosito muy apetecible. Es muy aromático y sabroso, con buena estructura (queremos decir que todo lo que nos aporta el vino tiene a concentrarse, a condensarse, a precipitarse hacia el centro de la lengua). El recuerdo es largo y muy agradable.
Todo bien salvo un detalle: hemos pagado 13 euros por la botella en Santa Cecilia de Madrid. El vino está bien hecho, pero hay otros jumillas más baratos y que también nos han parecido muy buenos. En fin, que cada cual saque sus conclusiones.
¡Salud!
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