¡Por fin! Nos hemos ido resistiendo a tratar esta Denominación tan prestigiosa, pero ha llegado el momento de hacer una incursión y detenernos a probar algunos de sus ejemplares. Empezamos por este Pago de los Capellanes, que se ha criado un añito en roble francés, y que muestra aún su juventud en su color, con un bonito ribete fucsia.
En nariz la tinta fina ( la tempranillo) nos regala aromas a fruta roja madura, mientras que la madera está presente de forma muy discreta, sin ocultar el carácter frutal.
En boca es de entrada agradable, aunque los taninos sobresalen demasiado. Sin duda este vino va a mejorar en unos pocos años.
Aquí abrimos un paréntesis para comentar una política que nos parece muy poco noble por parte de muchas bodegas. Está muy bien eso de que los vinos se guarden en casa para que terminen de redondearse, pero: ¿Por qué no los guardan los bodegueros hasta que están perfectos?. Que nosotros sepamos no todo el mundo tiene un espacio en su casa para dedicarlo a guardar vinos. Pese a la crisis que nos amenaza nos parece que los precios del sector inmobiliario aún no han bajado lo suficiente como para que podamos aspirar a tener una vivienda con bodega. Por otra parte, no creemos que haya que obligar a la población a tener una de esos refrigeradores en forma de nevera para mantenerlos a temperatura constante.
Volvamos al vino. Deja un buen recuerdo.
Su precio es de algo más de 10 euros, lo que no está nada mal si tenemos en cuenta que los precios de esta zona están bastante subiditos.
¡Salud!
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