Apetecía ya probar un blanco, tan poco frecuentes en nuestro blog.
Se presenta este Abadal con un color dorado pálido con reflejos verdosos.
Es intenso en nariz, con notas herbáceas de inicio que dan paso, tras agitar la copa, a una buena fruta tropical (plátano, piña).
En boca nos encontramos con un poco de carbónico en la punta de la lengua. Esta entrada juguetona, que nos lleva a la niñez y a los petazetas, da paso a un cuerpo untuoso y aromático agradable. El postgusto es largo.
Un vino de entre 7 y 8 euros más que interesante.
¡Salud!
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