Este vino madrileño presenta una capa alta, de color picota.
En nariz es complejo. Apreciamos aromas variados: frutal (por un momento nos hemos acordado de los melocotones), floral, balsámico (aires mentolados) y el ligero tostado de la madera.
En boca resulta sabrosísimo, muy equilibrado y con cuerpo. Los taninos son muy suaves (doce meses en barrica de roble francés -80%- y americano) . Es uno de esos vinos que te invita a seguir.
Su precio ronda los 8 euros en Santa Cecilia de Madrid; más que recomendable porque resulta muy placentero. En su etiqueta aparecen las menciones a varios premios. En general, no somos muy amigos de tenerlos en cuenta por aquello de que podrían ser una estrategia publicitaria destinada a sugestionar al consumidor. Pero lo cierto es que este vino está muy bueno.
¡Salud!
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