Y ahora...Grecia. De la mano de una uva típica de aquel país, nos adentramos en la cuna de nuestra civilización. Hagámosle nuestro pequeño homenaje a los que hicieron de este placer algo propio de los dioses (que disfrutamos los mortales).
Se trata de un vino de capa media, color cereza; poco intenso en nariz, que deja aromas a fruta roja, un toque mineral y notas de vainilla aportadas por la madera.
En boca destaca más. Acidez y dulzor muy correctos, sabroso y con buenos taninos que dejan un agradable amargor final.
Pues es un vino muy correcto. Nos ha costado 11, 50 en Lavinia (gracias, José, de nuevo por tu sabiduría y buena compañía). Esperemos que Dionisos se haya puesto contento.
¡Salud!
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