De capa alta y borde violáceo, es de esos vinos que tintan la copa, coloreando las densas lágrimas que resbalan por sus paredes.
En nariz nos ofrece buena fruta madura, con nitidez. También podemos identificar recuerdos a hierbas de monte y alguna nota tostada. La madera no eclipsa en ningún momento la fruta.
En boca muestra muchas virtudes. Resulta equilibrado, con buena acidez, un punto goloso que te invita a repetir y unos taninos frutales dulces. Por vía retronasal se confirma el carácter frutal de este vino.
Su precio es más que atractivo. Nos costó 9,50€ en La Tintorería de Madrid.
¡Salud!
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