Después de nuestra grata experiencia con Viña Tondonia pasamos a catar a un pariente muy cercano, elaborado en la bodega López de Heredia. 
Este crianza blanco (cuatro años en barrica) tiene un precioso color dorado oscuro y mucha lágrima.
En nariz percibimos pronto la madera, pero de la buena, con notas de cedro que dan paso a una sinfonía de sutiles aromas que nos van a llevar a terrenos muy agradables. Hay notas dulces de coco, de yema tostada, de manzana asada. Hay canela, tabaco, algo de barniz. También recordamos jabones de tocador, de esos que tenían guardadas las abuelas en el ropero. Dejamos que el vino adquiera temperatura en la copa y nos vienen aromas a brandy. 
Después de este festival lo probamos... y nos deja asombrados. Maravillosa acidez, paso untuoso, la vía retronasal se da un homenaje. Y, para redondear, es larguísimo, eterno y delicioso.
Encima tiene un precio de escándalo. Nos ha costado 9,50 en el hipermercado Alcampo. ¡Cuánto placer nos ha regalado Viña Gravonia!
¡Salud!
REPETIMOS
Nueve meses después volvemos a probarlo. Maravilloso. En nariz nos ha dado notas más nítidas de madera (cedro), ahumadas, miel, algo de barniz.
En boca todavía nos ha gustado más. ¿Cómo puede conservar tanta acidez? Sigue resultando fresco, al tiempo que su paso untuoso es totalmente delicioso. Delicadísimo.
Esperemos que estos vinos no desaparezcan.
¡Bravo por la bodega López de Heredia!
¡Salud!
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