Volvemos a Francia; en este caso de la mano de un Chablis, subregión vinícola de Borgoña. Allí Corinne y Jean Pierre Grossot, tercera generación de viticultores, realizan varios vinos muy reconocidos por la crítica. El que traemos hoy hasta aquí es el más accesible.
Se trata de un vino dorado pálido, con matices verdosos de juventud.
En nariz hay buena conjunción de fruta, flores y mineralidad.
En boca también resulta agradable, de paso suave y ligeramente untuoso, con un final muy largo y aromático.
Un vino muy amable, de los que se pueden beber sin comida de por medio (para conversar con amigos, por ejemplo), que nos costó 13,20 en La Tintorería de Madrid.
¡Salud!
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