Y acabamos, de momento, la serie de entradas dedicadas a la bodega Irius de Somontano con la cata de este Merlot 100 % de 2004.
Curiosa paradoja la de este vino pues aunque se trata, por su edad, de casi un reserva, con sus doce meses de crianza en barrica nueva de roble francés, en realidad también lo podíamos considerar un vino joven, pues las cepas de donde ha salido apenas tenían cuatro añitos cuando se hizo la vendimia. Ya os contamos que en la visita a la bodega nos explicaron que, para que esa extrema juventud de las viñas no se notara en el vino, lo que hacían era despojar a la planta de casi todas las uvas hasta dejarle menos de un kilo de producción a cada una. De esa manera podían concentrar todos los azúcares y los minerales en esos pocos racimos.
En la copa viene vestido con una capa muy alta, picota, con ribete escarlata e irisaciones violáceas. En las paredes deja una lágrima abundante y densa que colorea el cristal. No se aprecian signos de evolución, por lo que esta botella aún podría haberse guardado más tiempo.
Ofrece, de principio, notas ahumadas procedentes de una madera que ya, con más de cinco años de botella, se muestra muy discreta. Nada más agitar se produce una explosión de fruta madura (ciruelas pasas) y compotas (mermelada de moras, de arándanos). Esta fruta tan dulzona predominará durante toda la cata. Está bien, porque incita a probarlo para ver si en la boca también es lo que predomina.
Al degustarlo, la entrada es potente, algo tánica. Pero, como sospechábamos, lo que más se aprecia es una golosidad frutal bastante equilibrada puesto que no empalaga. De paso untuoso y carnoso, este Absum muestra un buen equilibrio con esa madera nueva en la que se ha criado y que aparece en el postgusto en forma de especias (canela, vainilla, toffe y coco). Está muy rico.
Esto de las catas ciegas debe de ser muy difícil porque aquí tenemos un vino que procede de Barbastro (Huesca), a pocos kilómetros al sur de los Pirineos, y que, sin embargo, presenta todas las características de un vino mediterráneo.
La pega, como siempre, la dejamos para el final. Y no podía ser otra que el precio: 27,50 € en la propia bodega.
¡Salud!
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