Vamos con un vino de los que apenas quedan: un rioja clásico. 
De color castaño y capa baja (como era de suponer); en nariz asistimos al despliegue aromático de un vino con casi dos décadas. Con discreción nos vamos encontrando con aromas a madera vieja (sacristía, hemos oído en alguna ocasión), barniz, cedro, bodega. También hay fruta, cereza en licor, y notas de café y yema tostada.
Lo probamos: suavidad es la primera impresión que nos deja. Hablamos también de esencia de vino, de elixir. Pero no nos engañemos. Estamos hablando de vino. Y hay mucho. La acidez es excelente. Ya sabíamos que vino con décadas de antigüedad pueden estar vivos, pero nos seguimos sorprendiendo al comprobarlo. Pero es que además hay fruta. Está en ese punto dulce que aparece en la entrada en boca, y no nos abandona.
El paso es aromático. Es uno de esos vinos que se expresan en el centro de la lengua y desde ahí despliegan sus encantos. Deja un recuerdo de elegancia y calidad.
Pues esto es Viña Tondonia. Por lo que conocemos es la apuesta más firme por mantener la identidad de Rioja. Frente a los que han sucumbido a las nuevas corrientes vitivinícolas, esta bodega no quiere perder la filosofía de una trayectoria centenaria. Y lo clásico es muy placentero.
No indicamos el precio porque nos lo regalaron.
¡Salud!
De color castaño y capa baja (como era de suponer); en nariz asistimos al despliegue aromático de un vino con casi dos décadas. Con discreción nos vamos encontrando con aromas a madera vieja (sacristía, hemos oído en alguna ocasión), barniz, cedro, bodega. También hay fruta, cereza en licor, y notas de café y yema tostada.
Lo probamos: suavidad es la primera impresión que nos deja. Hablamos también de esencia de vino, de elixir. Pero no nos engañemos. Estamos hablando de vino. Y hay mucho. La acidez es excelente. Ya sabíamos que vino con décadas de antigüedad pueden estar vivos, pero nos seguimos sorprendiendo al comprobarlo. Pero es que además hay fruta. Está en ese punto dulce que aparece en la entrada en boca, y no nos abandona.
El paso es aromático. Es uno de esos vinos que se expresan en el centro de la lengua y desde ahí despliegan sus encantos. Deja un recuerdo de elegancia y calidad.
Pues esto es Viña Tondonia. Por lo que conocemos es la apuesta más firme por mantener la identidad de Rioja. Frente a los que han sucumbido a las nuevas corrientes vitivinícolas, esta bodega no quiere perder la filosofía de una trayectoria centenaria. Y lo clásico es muy placentero.
No indicamos el precio porque nos lo regalaron.
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