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lunes, 26 de septiembre de 2011

VINOTECA TIERRA: CATA DE SUS REFERENCIAS


Es difícil hacer una crónica de lo vivido en la reunión de bodegueros que este lunes 26 organizó la Vinoteca Tierra. Y lo decimos porque no estamos acostumbrados a una situación como la que vivimos ayer. Conocíamos ya a algunos de los vinos que estaban presentes en el acto celebrado en la Fundación Pons, en Madrid: es el caso de los sicilianos Cos y Ochipinti; del Improvisació de Enric Soler...; pero eran muchos y estábamos rodeados. Acabamos desbordados por una marea de calidad. Así que, llegado el momento, nos rendimos y acabamos dejándonos llevar por una ola de placer vinícola.

Pero antes hicimos nuestro trabajo. Primer paso: saludar a Enric Soler. Conocíamos su Improvisació 2009. Un xarel-lo excelente cuya base, como nos explicó su creador, es un viñedo cuidadísimo, que hemos podido conocer por fotografía. Ese viñedo parece una selva en miniatura, de tanta vida que alberga, ejemplo de un riguroso trabajo orgánico que se complementa con prácticas como la de utilizar las levaduras del propio viñedo. Catamos el 2010, que sigue en esa línea de grandeza (donde confluyen frutosidad, acidez, untuosidad, cuerpo y carácter), y su famoso Nun, elaborado con xarel-lo de una sola parcela y fermentado en barrica. ¿Por qué?, pues porque a Enric le gusta mucho Borgoña, así de sencillo. Y también estaba buenísimo (aunque nos atrevemos a sugerir que el Improvisació resulta la forma ideal de conocer a este gran creador).

Al lado de Enric estaba Josep, nuestro querido Josep Mas, el de Massuria. Ya hemos escrito sobre él con ocasión de la visita que le hicimos en agosto. Nos encantó verle con las manos tintadas de violeta. Y es que su vino 2011 acaba de nacer y parece que goza de excelente salud. Nos gusta mucho comprobar cómo una persona como él, que sabe mucho y elabora muy bien, muestra gran inconformismo y piensa que su mejor vino está por hacerse. Por lo pronto, su 2008, que ya conocemos, promete buenas sensaciones.

Y para redondear este inicio catalán, nos acercamos hasta Bernat Andreu, el hijo de Carlos Andreu, del que conocíamos su Trepat y su Brut Barrica (también están en el blog). Solo nos dio tiempo a probar su Brut, que nos sorprendió por su frutosidad. Nos dejó un recuerdo buenísimo, con mucha manzana.

Corriendo, corriendo, nos desplazamos hasta Italia. Primera escala en Sicilia. Quisimos homenajear a los vinos de la bodega Cos (todos catados y registrados durante este verano) y de Ochipinti. La creadora de estos últimos es sobrina del de Cos, y cuenta con viñedos más viejos. Probamos su Frappato (está en el blog) y el Nero d´Avola, que no conocíamos.

A continuación probamos los vinos de la bodega Judeka, un blanco de Grecanico, el Blandine, lleno de aromas florales; y un tinto joven sin barrica (porque la madera no le sienta nada bien a la Nero d`Avola, según nos dijeron), el Nero 100; muy goloso y, como su hermano el blanco, de estupenda boca.

Había tanto, y todo tan bueno, que tuvimos que pasar de largo sin saludar a los del Schiopetto y a los del Moio y Fossa Mala, que también registramos hace un par de meses. Ya nos parecía demasiada descortesía no pararnos y hablar un poco con Ampelio Bucci. Su Bucci Clásico blanco ya lo conocíamos, pero pudimos probar su Reserva 2006, también blanco. Le preguntamos por la elaboración de sus vinos y nos confesó su gusto por el uso de grandes botas de madera vieja y su rechazo a la tanicidad de la barrica pequeña nueva. Es curioso, pensamos durante un instante, que los vinos italianos que estaban representados en este evento, y que tanto nos gustan, van por esa línea de elegancia, finura y suavidad. También hay futuro en Italia. De los blancos pasamos a los tintos: Pongelli 2008 y Villa Bucci 2006, elaborados con uvas sangiovese y montepulciano. Excelentes.

¿Fue aquí cuando sucumbimos a la tentación del pleno disfrute? El caso es que los apuntes que estábamos tomando se fueron reduciendo hasta la mínima expresión. Terminamos con Italia en la península de Salento (el tacón de la bota italiana). Matteo Besteti, con un excelente español, nos explicó las virtudes de la bodega Vecchia Torre, una cooperativa de unos mil socios. La uvas principales en aquella región son la negroamaro y la Primitivo, junto a otras como, especialmente, la malvasia nera. Probamos dos tintos: el Negroamaro y el Salice Salentino. Nos gustaron los dos, más el segundo. Gran final para la excursión por Italia.

Y, de pronto..., Carlos nos dice que hay un segundo piso. Y Francia nos estaba esperando, para recibirnos con los brazos abiertos.

Lo primero, champán; y del bueno. Responden al nombre de Emmanuel Brochet, que apenas tiene 30 años, o Roger Coulon y advertimos que la tinta Pinot Meunier da muchísimo juego a la hora de crear grandes espumosos. El primero que catamos, Le Mont Benoit, de Brochet, tenía incluso aromas a cacao; toma ya. Coulon estaba representado por un monovarietal de Pinot Meunier impresionante, el Brut Blanc de Noirs. Desde luego, pensamos, si el ser humano tiene que intervenir para "inventar" un vino, que sea de este modo.

Y al final del camino, siempre está Borgoña. Y allí acabamos. A seguir con nuestras lecciones de geografía sobre el terroir borgoñón escondido en su rompecabezas de microparcelas. Xavi y Carlos apostaron por presentar esta noche la añada 2009. El resultado global fue sobresaliente. Jugamos primero con los blancos: de Puligny Montrachet, el Les Enseignères, de Olivier Leffaire; seguimos con un Chassagne Montrachet de Bernard Moreau et Fils y culminamos con un Mersault, de Michel Bouzereau et Fils. Con estos tres pudimos apreciar las diferencias que van desde la fruta tropical hasta la mineralidad y la acidez potentes. Rematamos con una bomba floral en forma de Sauvignon Blanc de Sancerre, de Pascal y Nicolas Reverdy. A estas alturas ya estabámos por abrazar a la humanidad entera de lo felices que nos sentíamos, pero quedaba rematar la faena para salir por la puerta grande. ¿Por qué Borgoña es un mito? en parte ayer pudimos hacernos una idea. Si los blancos eran maravillosos, los tintos, esos tintos de capa baja y sutil madera, nos dieron la recompensa final a tanto tiempo dedicado al vino, desde que decidimos iniciar el blog. Pues nos dimos el homenaje con Les Champs D`Argent (el 2008 ya está en el blog), y La Combe Brulèe, de Bruno Clavelier, representando a Vosne-Romanée; seguimos por Gevrey Chambertin y la magia de Humbert Freres; y acabamos en Marsannay, con Bruno Clair y su "Les Longeroies", que presentamos en este espacio no hace mucho.

Extraordinaria tarde-noche la que vivimos junto a todos estos duendecillos del vino. Agradecemos su esfuerzo y dedicación, porque son auténticos magos creadores de felicidad. Y gracias especialmente a Xavi y a Carlos, de Vinoteca Tierra, por su trabajo y su valentía. El camino es largo y esperamos recorrerlo junto a personas como estos dos hermanos. ¡Ah! y al final, está Borgoña.

¡Salud!

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