Volvemos a presentar este vino en nuestro blog, esta vez de una añada diferente. La anterior se presentaba en botella con el nombre de Ballabriga 2006 y así aparece en la entrada correspondiente de Vinoencasa del 15 de febrero de 2010.
La parraleta es una uva autóctona de Somontano que ha estado en peligro de extinción y que la bodega Ballabriga ha logrado recuperar para elaborar este monovarietal del que hoy nos ocupamos.
En la copa no presenta una capa muy subida de color, más bien media-baja, con un ribete morado. Sorprende que nada más servirlo aparezcan algunas heces en el fondo, señal, quizá, de que este vino no ha sido filtrado. Si lo hubiéramos decantado, no lo habríamos advertido.
Predominan los aromas de fruta roja (yogur de frambuesa), golosina (chicle de fresa), sandía y flor azul (violeta). Es curioso que la intensidad aromática va decreciendo según pasa el tiempo y el vino se oxigena. Al rato, se perciben notas ahumadas de salazón (cecina) y, levemente, especias dulces (vainilla). Con el tiempo, va desapareciendo la fruta y van quedando los ahumados y especiados de la crianza en madera. La página web de la bodega informa de que ha permanecido 12 meses en barrica. También se percibe, de fondo, cierta mineralidad.
En boca es un vino fresco, de paso ligero, sin mucho extracto y que deja un leve amargor en el posgusto. No es muy amplio, ni tampoco tiene mucho peso frutal, pero su excelente acidez y unos taninos muy suaves hacen que el trago sea agradable.
Alabamos la labor de bodegas como ésta que están recuperando variedades ya casi extinguidas y que permiten al consumidor conocer vinos que pueden gustar más o menos, pero que se salen de los archiconocidos tempranillos, garnachas y otros. Además, hacer este experimento de probar algo diferente solo nos ha costado los 11 € que pagamos por esta botella en la vinoteca Langa de Jaca, en Huesca.
¡Salud!
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