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domingo, 1 de enero de 2012

BODEGA LÓPEZ DE HEREDIA. La Rioja. España.

Barrio de la Estación, Haro.
Paisaje de viñedos en La Rioja
Volvemos a la carretera para hacer una incursión en dos regiones clásicas: La Rioja y Burdeos. Comenzamos en España con la visita a la bodega que Don Rafael López de Heredia fundó allá por 1877 y que también es conocida por su viñedo más importante: Viña Tondonia. Se ubica en el Barrio de La Estación, en Haro, un enclave donde se concentran varias de las más grandes firmas riojanas.

Esta casa parece haber firmado un pacto con el tiempo para tenerlo como aliado en la elaboración de sus vinos. El tiempo es la clave y se respetan sus designios, aunque eso suponga que  se vaya en contra de la lógica del mercado. Frente a las urgencias que impone la sociedad de consumo capitalista, nos encontramos con una firma que tiene mucho de artesana, como hemos apreciado en numerosos detalles que seguidamente reseñamos.


Comenzamos por la tradición familiar. La bodega más antigua de Haro, y la tercera de La Rioja (tras Marqués de Riscal y Marqués de Murrieta) sigue regentada por la familia, por la cuarta generación. Esta cohesión familiar ha permitido  mantener el control de 150 hectáreas de viñedo propio, lo que ayuda a salvaguardar la calidad.


Las tinas
 En línea con lo anterior pasamos a reseñar una serie de prácticas de elaboración del vino que pueden resultar muy llamativas.  Comenzamos por la transformación del  mosto en vino dentro de  unas tinas de madera con una capacidad que sobrepasa los  80.000 litros y que están en la bodega desde hace un siglo. Esas tinas son el hogar feliz de las levaduras que tranforman el mosto (por lo que no es necesario añadir de las industriales).
En esas tinas se introducirán gavillas de sarmientos para filtrar el vino. Caen al fondo y  cuando aquellas se abren, la fuerza de arrastre del líquido provoca que  las gavillas se adhieran al orificio de salida, ejerciendo un suave filtrado. La vid filtra a su fruto como madre que limpia a su hijo nada más nacer.
Humedad y hongos en las paredes
Continuamos con el sistema de refrigeración necesario para controlar la fermentación. Se abren las puertas de la bodega por la noche cuando hay que refrescar y se utilizan estufas (en su momento, braseros) cuando hay que caldear el ambiente. Así de simple.

Cuando las tinas se vacían entra un operario, pala en mano, para sacar el fondo y prensarlo. El método consiste en intercalar capas de hollejo con discos de esparto que hacen de colchón para no romper las pepitas. Ese vino de prensa servirá para envinar las barricas nuevas. Nada se desperdicia, todo se integra en un ciclo natural.

Operarios a punto de trasegar una tina
Más "tecnología": la fermentación maloláctica se hace cuando el tiempo lo permite. Se detiene con los fríos invernales y se reanuda en primavera; no hay prisa.
Cuando el vino ya está hecho pasa a barricas de roble americano, que se fabrican  en la propia bodega, en su taller tonelero. Y, por supuesto, con calma. La madera procede de los Apalaches y se corta en Vigo o Santander. Los tablones deben curarse, para lo que estarán un año y medio a la intemperie, más otro tiempo similar secándose. El tostado es medio, como ya decidió don Rafael en su momento.



Abrimos un paréntesis para escribir sobre este señor. Llegó de Chile para estudiar en Francia, y vivió personalmente ese momento en el que este país se vió asolado por las epidemias que arrasaron su viñedo, en especial la filoxera. Los franceses se instalaron en La Rioja y, cuando la crisis pasó, nuestro hombre compró la bodega. Y, como muchos otros pioneros, tenía algo de visionario, algo que pudimos comprobar en nuestra visita cuando, finalmente, accedimos al "Valle de los Reyes"
La bajada
Galerías con barricas
El final de las galerías
riojano, las galerías subterráneas en las que miles de barricas y botellas establecen su particular diálogo con Cronos. Qué mejor lugar para mantener una temperatura y una humedad constantes que la tierra, donde el vino, que ha nacido de la cepa, vuelve a nacer convertido en alegría del hombre. Por cierto, las galerías no son pequeñas; más bien aseméjanse  a  esos túneles antiguos de metro excavados en  Madrid en tiempos de Alfonso XIII. Galerías que desembocan en el río Tirón.

 Otro elemento llamativo es que no hay un solo centímetro cuadrado de pared que no esté habitado por el hongo penicillium. Hay un olor muy peculiar en este ambiente que también aparece en los vinos. 
El botellero
Paseando por esos túneles se llega finalmente a la cámara del tesoro: el botellero de los grandes reservas, también custidiado por capas y capas de mohos que no se limpian cuando un cliente se lleva una de esas joyas a casa.
Tiempo embotellado; tiempo elaborando el tiempo embotellado; tiempo y López de Heredia.
¡Salud!

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