Vinoencasa se ha ido unos días a aprender sobre vinos italianos. La primera parada tuvo lugar en la frontera entre las regiones de Piamonte y Liguria, cerca del pueblo de Novi Ligure.
Cascina degli Ulivi |
Allí vive y trabaja Stefano Bellotti, tres de cuyos vinos ya probamos hace tiempo: Filagnotti, y los Rosso y Bianco.
Cascina degli Ulivi es una explotación agropecuaria en la que se elaboran vinos y que sigue los principios de la biodinámica (las palabras de Rudolf Steiner están impresas en un cartelito a la entrada); además, busca ser autosuficiente; por ejemplo, lo que se come, procede de la propia hacienda.
Stefano Bellotti |
El artífice es Stefano Bellotti, hombre tranquilo y amable, de quien es difícil no fijarse en sus manos gruesas de agricultor y erosionadas por el tiempo. El abuelo de Stefano tenía algunas tierras, y poco a poco, el nieto logró completar las 17 hectáreas de viñas que posee. Esa es la base de sus vinos, que, entre otros reconocimientos, se han situado entre los mejores 100 vinos italianos (según una publicación de este país).
Nosotros pudimos visitar el viñedo Filagnotti,
junto al pueblo de Tassarolo, donde están plantadas las variedades Dolcetto y Cortese. La viña recibe dos preparados biodinámicos al año: uno a base de estiercol, para la tierra (el 501), y otro a base de sílice, para la parte foliar.
Nos sorprendió ver paquetes de sarmientos enrollados, y es que se utilizan para resolver las necesidades energéticas de la casa de la hacienda (en la que hay alojamiento para huéspedes). Pudimos ver muchas
leguminosas plantadas entre las hileras de viñas, como forma de aportar nitrógeno. Nos contaron que un proyecto nuevo de Stefano es el de plantar viñas intercaladas con almendros, por las propiedades que estos aportan a la tierra.
Allí está la bodega, pequeña, sencilla, con un segundo piso no cerrado por paredes, para realizar la pasificación de las uvas.
La tarde en la que nos alojamos allí pudimos probar varios vinos:
Vino de la DOC Monferrato Bianco, con el sello Demeter impreso en la etiqueta.
De color cobrizo y con materia en suspensión
(nada de filtración). En nariz resultó fragante, desplegando aromas a miel, flores, manzanilla, anís, naranja confitada, hojarasca, tierra húmeda, manzana asada.
En boca presentó un tacto más acuoso que
glicérico (como en otros vinos biodinámicos que hemos probado, y que, en absoluto, resulta desagradable, solo distinto). La complejidad descubierta en nariz se mostró también en la boca; muy buena acidez, cierta salinidad, con notas ajerezadas, un final amargoso suave. Pese a ese tacto acuoso, toda la materia en suspensión del vino precipita en la lengua, impregnando toda la boca, haciéndo larguísimo a este vino blanco. Queda un retrogusto herbáceo, a heno, y a flores y fruto seco.
2. NIBIO TERRE BIANCHE 2006
Este vino, y los siguientes, tuvieron una dificultad para ser catados. No estaban abiertos cuando los probamos y son vinos muy cerrados, que necesitan mucho tiempo para mostrar sus encantos; así que no pudimos disfrutar plenamente de la experiencia.
Este Nibio es de color rojo cereza y tiene un ribete muy vivo. Tras decantarlo y esperar más de una hora, van apareciendo sus encantos: fruta roja madura, aires balsámicos
(eucalipto, mentolado, regaliz, hierba de monte) y notas terrosas, como de champiñón.
En boca mantiene ese tacto acuoso peculiar, pese a que tiene un 14,5% de alcohol, y la fruta se impone, con taninos maduros. El retrogusto se llena de aromas a hollejo de uva, a fruto seco (pipas), a miga de pan.
3. MOUNBÉ 2006 BLANCO.
De color ambarino, se trata de un blanco que se elabora como un tinto, al fermentar con sus hollejos. En nariz nos da olores a manzana asada, a fruto seco, a cera, a naranja confitada.En boca presenta más cuerpo.
De bonito color rubí; en nariz encontramos
notas de betún, minerales, de fruta madura muy concentrada. En boca muestra una excelente acidez, y un punto dulce
que le aporta amabilidad. Es un vino con cuerpo, muy mediterráneo, de
taninos agradables.
5. IL PASSITO 2006.
Este vino, elaborado a partir de uvas pasificadas, es de color caoba: En nariz ofrece miel, azúcar tostada, naranja, cítricos.
En boca resulta sorprendente que no se noten los 15 grados de alcohol. El punto dulce inicial se va transformando en tonos amargosos delicados. Queda un retrogusto de guindas en aguardiente.
No es la primera vez que probamos este tipo
de vinos y no dejan de sorprendernos; esperamos que sigan apareciendo por este espacio.
¡Salud!
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