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viernes, 13 de abril de 2012

GIACOMO GRIMALDI.


El lunes 2 de abril habíamos quedado con Ferruccio Grimaldi, responsable de la bodega Giacomo Grimaldi, de la que ya conocíamos su Pistín 2002 . Este vino lo probamos el pasado verano y nos gustó mucho, así que veníamos a la bodega con las expectativas muy altas. Llegamos a la hora pactada, las 10 de la mañana, pero resultó que Ferruccio estaba trabajando en la viña y no lo podía dejar porque las previsiones del tiempo eran malas. Así que fue su mujer, Erika, la que nos recibió. Antes tuvimos el placer de que nos saliera a saludar el "Nonno" Giacomo, hijo del fundador de la bodega y padre de Ferruccio. Nos debió de dedicar unas palabras de bienvenida, pero entre nuestra escasa competencia en italiano y la dificultosa pronunciación propia de las personas mayores, la verdad es que no le entendimos mucho. Afortunadamente, al poco salió Erika acompañada de su bebé - Giacomo, como el abuelo - y nos invitó a entrar en la casa, pues era allí donde íbamos a realizar la entrevista y no en la bodega. Pasamos a la sala de degustación y en los ratos en que el pequeño Giacomo no requería la atención de su madre - escasos y de corta duración - Erika nos habló de  la diferencia existente entre un Barolo tradicional y un Barolo moderno. 
Los viñedos con su característica tierra grisácea
      
Era nuestra primera toma de contacto con las bodegas de esta prestigiosa denominación italiana y, por tanto, la primera opinión que recogíamos acerca de esta cuestión. En días sucesivos, como ya hemos podido comprobar en otras regiones vinícolas del mundo, constatamos que cada bodeguero tiene su propia versión sobre este alejamiento del Barolo tradicional y que ninguno se cataloga a sí mismo como estrictamente moderno.
Las colinas de la región de Barolo
En esencia, según Erika, el truco está en el tiempo de maceración. Un Barolo tradicional permanece en maceración con la piel y las pepitas un mínimo de 40 días, y ahora, con las técnicas modernas de vinificación este periodo se ha acortado a más de la mitad. Además se utilizan depósitos horizontales para la fermentación alcohólica con una pala giratoria interior que remueve el sombrero y hace innecesario el sistema de remontados. En estos depósitos, las pepitas de la uva nebbiolo se quedan en el fondo y no le aportan al vino las características amargas y vegetales que sí se detectan en un Barolo tradicional.
Vista del pueblo de Barolo
Como era nuestra primera entrevista, quisimos saber de inmediato "todo" sobre el vino de Barolo, del que tanto habíamos leído y oído hablar. Erika nos contó que son once comunas o municipios los que integran la denominación, pero que los más importantes son Barolo -por supuesto-, Monforte d´Alba, Castiglione Falleto, Novella y La Morra. Los suelos, en general, son arcilloso-calcáreos. De color grisáceo-blanquecino y muy arenosos, dan una sensación de gran pobreza en nutrientes, pero, también, de ser muy buenos para filtrar el exceso de humedad. Lo ideal es que los viñedos estén expuestos hacia el sur, a no mucha altitud y resguardados de los vientos. 
Barolo ha sido siempre un nombre mítico entre los vinos italianos. Ellos lo llaman "il re degli vini d´Italia". Desde los años 80 su fama se ha incrementado hasta convertirlo en uno de los más prestigiosos del mundo. Para que un vino pueda denominarse Barolo, ha de proceder solo de uva nebbiolo y haber tenido, al menos, dos años de crianza en barrica y uno de afinamiento en botella; pero es a partir de los 5 ó 6 años cuando los taninos y la acidez se suavizan y cuando de verdad empiezan a estar en su momento óptimo de consumo.

Barolo, con el pueblo de Grinzane Cavour, al fondo
En un rato en que el pequeño Giacomo parecía entretenerse solo, Erika pudo traer unas botellas a la mesa para que probáramos los vinos que elabora la bodega. Comenzamos con el ya citado Pistín. Nos lo presentó como su vino más sencillo, el que sirve para acompañar todas las comidas de a diario. Un vino de una gran honestidad frutal, afinado exclusivamente en acciaio (depósito de acero inoxidable). Está elaborado con uva barbera 100% y pertenece a la denominación Barbera d´Alba.
Restaurante Locanda nel Borgo Antico
El siguiente fue un Grimaldi Barolo 2007, un ensamblaje de uvas procedentes de distintas parcelas. La casualidad hizo que la noche anterior ya lo habiéramos probado en el restaurante Locanda nel Borgo Antico de Barolo, en un menú donde el sumiller nos preparó un maridaje de platos y vinos de la extensa región piamontesa de Langhe, de la que forma parte la denominación Barolo. Los Barolos que nos ofreció fueron dos: el Paolo Conterno Riva del Bric 2007, de Monforte d´Alba; y el Grimaldi que ahora nos daba a catar Erika. En el restaurante nos pareció más sutil y elegante el Paolo Conterno, con menos presencia de la madera y taninos y alcohol más integrados.
Después probamos otro Barolo de Grimaldi que se elabora como un cru, al estilo francés: un único viñedo de un solo territorio. Era el Nebbiolo d´Alba 2009 Valmaggiore. Procede de un viñedo adquirido por Ferruccio en 1996, de cepas viejas de nebbiolo, con una pendiente tan acusada que hace imposible la mecanización del trabajo agrícola.
Como el jovencito Giacomo reclamaba a su madre con mayor insistencia según pasaban los minutos, agradecimos a Erika su atención, paciencia y amabilidad, y dimos por terminada la entrevista. Salimos de la cantina Grimaldi con la sensación de que aún nos quedaban muchas dudas sobre qué era un verdadero Barolo y sobre las causas de su fama mundial. Afortunadamente, todavía nos quedaban días para averiguarlo.
¡Salud!

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