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domingo, 20 de mayo de 2012

COMOLOCO 2010. Monastrell. Jumilla. España.


Nos encontramos de nuevo con un vino del grupo Orowines, elaborado en este caso por la Bodega Juan Gil. Lo conocimos en una cata sobre vinos españoles elaborados para la exportación y, en su momento, nos gustó por su frutosidad y su sencillez. 
Un vino que tiene que abrirse camino en un mercado difícil, como el estadounidense, para lo que hay que recurrir a armas como el atractivo diseño de la etiqueta.
Ya en la copa nos encontramos con un tinto que tiene una capa alta, color picota y ribete que tira al fucsia (lo recordábamos más vivo, pero han pasado casi
Contraetiqueta en inglés
ocho meses).

En nariz, ya desde la primera inspiración, percibimos con nitidez lo que ofrece: buena fruta madura, con una monastrell jumillana muy reconocible (ciruela pasa) envuelta en una madera que se aprecia con un fino tostado y recuerdos de café con leche. También encontramos notas especiadas. Hemos notado su pequeña evolución,  porque en su momento, tan jovencito, nos recordaba a los vinos de maceración carbónica, con su intensa fruta. Ahora tiene un tono más serio.

En boca, como en nariz, muestra su calidez, sus 14% de alcohol.  Lo hemos sacado de la vinoteca a 15 grados de temperatura, y hemos tenido que darle un paseo por la nevera para que resulte más agradable. No obstante cuenta con buena acidez y unos taninos suaves que completan un conjunto agradable, se nota la maestría de la bodega.
Su precio es su otra gran baza, 5 € en la bodega Santa Cecilia, de Madrid.
¡Salud!

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