En nuestro reciente viaje a Asturias de principios de mayo conocimos este aguardiente de sidra envejecido en barrica de roble americano durante nueve años. Se destiló en noviembre de 2001 y se embotelló en noviembre de 2010. Se trata de un destilado de sidra 100% natural, sin nigún otro producto añadido. Tiene una graduación alcohólica del 42,5 %.
En la copa ofrece colores amielados y ambarinos, con una ligera turbidez como la de una infusión de té. Deja una lágrima muy densa. Es una fiesta para el olfato. Aunque el alcohol es un poco punzante -pero no demasiado, dado su porcentaje- si uno se abstrae, rápidamente detecta la fruta madre de donde se ha extraído esta bebida. Hay una manzana verde reineta o granny smith muy evidente. Pero también, notas herbáceas de heno, de hierba recién cortada; y de especias (anisados, jengibre, vainilla y canela: como una compota de manzana).
En boca es intenso y, sorprendentemente, nada ardiente. Su larga crianza ha integrado perfectamente el alcohol. Tiene un paso muy aromático en el que vuelven a salir las notas herbáceas junto con un ligero dulzor (caramelo de hierbas). El posgusto es floral y anisado (manzanilla). Es muy largo. Nos aconsejaron beberlo a temperatura ambiente para disfrutar plenamente de sus aromas, pero ahora, con los calores que han venido, creemos que un poco de frescor (12º) no le quitará potencia aromática y evitará que destaque demasiado el alcohol.
Nos ha gustado mucho este aguardiente de sidra que elabora la Casería San Juan del Obispo. Es perfecto como digestivo después de la comida. Nos lo regaló Daniel, el sumiller de Casa Gerardo, aunque lo hemos visto en tienda a algo menos de 30 €.
¡Salud!
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