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sábado, 21 de julio de 2012

CASAR DE SANTA INÉS ROSADO. Bierzo. España.

Es un vino sorprendente desde el principio. Empezamos por el color,  porque, desde luego, no es "rosáceo". Está más bien entre una gama que se sitúa entre el rojizo-teja y el marrón claro.

En nariz también llama la atención. Nos reciben notas licorosas, con recuerdos a brandy y, sobre todo, a pacharán. Hay también notas herbáceas. Pasado el tiempo hemos encontrado aromas a hojarasca, y finalmente llegan notas de fruta madura. Nos hemos acordado de algún vino que se elabora con parte de la uva pasificada.
Este conjunto inusual se confirma en boca. Insistimos en lo dicho: se trata de otra cosa. Es cálido, porque tiene un 13,5% de alcohol y deja sensación de cuerpo, de volumen en boca. No obstante hay buena acidez y un interesante amargor que queda en el final de la lengua.

Desde luego, no es un rosado para los que busquen una cosa afrutada, dulzona y fresquita. Aquí no está la floralidad ni la fruta roja en sazón habituales en este género.

Cuando estuvimos en la bodega, Pablo no nos contó nada sobre su elaboración; queda en el secreto del bodeguero, aunque nos ha despertado la curiosidad, porque es un vino para los que buscan cosas distintas. 

Nos ha recordado a otra "rareza" que probamos hace pocos meses, el "Viña Tondonia 2000". Y es que tiene ese aire de vino con poca extracción, que ha pasado sus añitos en depósito y/o botella; el aire  de los viejos reservas.
Su precio en bodega es inferior a 5 €.
¡Salud!

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