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lunes, 4 de febrero de 2013

VOLVORETA 2011. Tinta de Toro. Toro. España.

Volvoreta es un vino que se sale de lo corriente en varios sentidos. Primero, porque es de los pocos que proceden de agricultura ecológica y -aquí está la rareza- se elabora sin sulfitos añadidos. Son muchos los bodegueros que nos han dicho que esto de hacer vinos sin sulfitos o es imposible, o es muy difícil. Bueno, pues aquí presentamos una muestra de que se puede hacer y, además, consiguiendo buenos resultados. Pero es que además se trata de un vino saludable científicamente demostrado. Sí, ya sabemos que el consumo moderado de vino tinto es beneficioso en muchos aspectos para la salud, pero ahora resulta que la Universidad de Barcelona ha hecho un estudio en animales en el que viene a demostrar que Volvoreta previene la aparición de tumores y, cuando aparecen, ralentiza su desarrollo. ¡Qué más queremos!

Este vino se elabora en Sanzoles, pueblo que se encuentra a unos 18 kms al oeste de Zamora. Está elaborado exclusivamente con Tinta de Toro, la variedad de tempranillo que se cultiva en esta Denominación de Origen. La particularidad en su crianza está en que, antes de su paso a las barricas de roble, pasa 4 meses en tinajas de barro. Desconocemos cuanto tiempo ha permanecido después en contacto con la madera y qué porcentaje de ésta es nueva. En la copa aparece vestido con una capa muy alta, casi azabache, y ribete fucsia, muy joven y vivo. En nariz se muestra como un vino que necesita tiempo para expresarse. Al principio está cerrado, hay que esperar un rato y mover la copa con paciencia para que empiece a abrirse y pierda su timidez inicial. Poco a poco nos ofrece aromas de fruta roja (frambuesas) y de compota, acompañados de especias (canela, peras al vino), tostados (café, cacao), tinta china y balsámicos (menta, after eight). Con el tiempo, aparecen también notas florales (lilas, violetas) y herbáceas (hoja de té, horajasca). Finalmente, ha desarrollado una nariz muy compleja e interesante. 

En boca entra como un vino muy joven, con una fruta golosa que invita a repetir el trago. Sin embargo, no es un vino fácil, pues tiene unos taninos marcados que a quien no esté acostumbrado a estos tintos potentes le puede echar un poco para atrás. Es posible que aún necesite más meses en botella para integrar mejor la madera de la crianza. Su buena acidez lo hace un vino fresco y equilibra el dulzor frutal. Se nota la mineralidad en una cierta salinidad en la lengua. Al final deja un cierto amargor. Por vía retronasal se aprecian notas de hierbas aromáticas de monte. 
En fin, hemos disfrutado de un vino distinto y muy interesante y, además, hemos cuidado nuestra salud. Todo esto nos ha costado unos 16€, que pagamos cuando lo compramos en la feria Biocultura de Madrid, en Noviembre de 2012, en la caseta de la propia bodega.
¡Salud!

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