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lunes, 8 de abril de 2013

LE GARDE CORPS 2010. Trousseau. AOC Arbois-Pupillin. Jura. Francia.

El departamento francés del Jura está situado junto a la frontera con Suiza, en el centro del este del país. De allí traemos hoy este vino, que procede en concreto de una de las 6 denominaciones en que se divide esta región vinícola, la de Arbois-Pupillin, localizada a unos 100 kms al norte de la ciudad suiza de Ginebra. Philippe Bornard es un productor de esta zona que elabora vinos naturales, sin sulfitos añadidos -que tanto nos gustan-, con crianza en grandes fudres de madera usada; y para nosotros ha sido todo un descubrimiento. En primer lugar, hemos conocido una nueva variedad de uva, la trousseau, de la que nos habían comentado que era la equivalente francesa de la gallega merenzao o, al menos, algo muy parecido. Creemos que el parentesco es muy evidente pues hemos realizado la cata de este vino junto con el Merenzao de Algueira, que ya tenemos comentado en el blog, y las similitudes entre los dos han sido bastante claras. Y, en segundo lugar, nos hemos confirmado en nuestra idea de que los vinos naturales, con toda su agricultura ecológica detrás, sin sulfitos y con crianzas en maderas viejas, son los que mejor reflejan el clima, la tierra y la variedad de la que proceden; en definitiva, lo que se viene llamando terroir. Y, además, sientan muy bien.     
      
Mapa de la región vinícola del Jura. Wikipedia.

Pues este vino del Jura se presenta en la copa con un bonito traje rojo cereza, con una capa baja, casi como un rosado subido de color. En nariz se muestra un pelín cerrado al principio, pero con un poco de paciencia, tras agitar unos minutos la copa, se abre hacia las notas minerales (hidrocarburo, caucho), las especias (canela, clavo, jengibre), los balsámicos (mentolado) y la fruta roja (fresón). 
En boca está muy bueno. Empecemos por la conclusión: es delicado, equilibrado, elegante, fácil de beber, placentero. De esos vinos de los que, cuando te das cuenta, ya se ha acabado la botella y aún tienes ganas de servirte alguna copa más. Su estupenda acidez le proporciona una entrada muy fresca, con taninos delicados que apenas se notan. El paso por boca es fácil, ligeramente acuoso. Deja una ligera sensación salina que denota la mineralidad que contiene. Lo mejor viene al final, con un retrogusto en que aparecen, de nuevo, las notas especiadas, que permanecen mucho tiempo después del último trago. Delicioso.
Nos costó unos 23€ en la vinoteca La Tintorería, de Madrid.
¡Salud!

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