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lunes, 22 de julio de 2013

BODEGA LOS BERMEJOS. Lanzarote. España.

Hemos estado unos días en Lanzarote , y allí rendimos visita a Felipe Blanco, enólogo de la bodega Los Bermejos, a quienes habíamos conocido en una feria de vinos celebrada en Madrid hace un par de años.
Felipe Blanco
Queríamos aprender algo de la cultura vitivinícola de esta isla canaria, y Felipe ha resultado ser la persona idónea, ya que ha sido testigo del desarrollo que ha experimentado el sector en los últimos cuarenta años en estos parajes tan singulares. 
Y son singulares porque nos encontramos ante condicionantes geográficos tan determinantes como los vientos alisios, la pluviometría escasa, la cercanía a África, la influencia del océano Atlántico, y el carácter volcánico del suelo.
Comenzamos hablando de volcanes y del pasado, concretamente de un periodo que ha marcado el devenir de esta isla; nos referimos a las erupciones del siglo XVIII que originaron buena parte del actual relieve de Lanzarote (y que tiene su máxima expresión en el Parque Nacional de Timanfaya).
Tras los episodios de vulcanismo, comenzaron a plantarse especies frutales y también la viña.

Se trajeron varias cepas: la malvasía, que llegó desde Tenerife (de donde desaparecería, teniéndose que sustituir por la malvasía de Sitges), la listán blanco (o palomino), para producir vino para destilación, negramoll, torrontés, vijariego (también llamado diego), gual, verdello, y la listán negro.
Malvasía
La historia vinícola de la isla no es llamativa; se hacían vinos para destilación, además de para autoconsumo o para vender a granel. Lo del vino embotellado es más reciente, como muchas de las prácticas de bodega que hoy son comunes. Tenemos que ir hasta la década de 1970 para ver el inicio de la etapa moderna, y aquí ya aparece Felipe Blanco, trabajando para la bodega Mozaga. Felipe, ingeniero técnico agrícola, llegó aquí, desde su Tomelloso natal, gracias a su matrimonio con una lanzaroteña. En la década de 1980 trabajó en la bodega El Grifo, la decana de las canarias y una de las más antiguas de España. Después se fue a Tenerife, a la bodega Viña Norte. Por entonces ya había descubierto la elaboración de maceración carbónica, que le pareció muy adecuada para aplicar en una isla donde los vinos estaban muy marcados, tanto por la mineralidad, como por el exceso de azufre que se añadía para conservarlos, y el quería rescatar el carácter frutal de esta bebida.
El viejo edificio de la finca, hoy en restauración
Finalmente, hace apenas tres años, recaló en Los Bermejos, una bodega que inició su etapa moderna en 2001, de la mano de sus actuales propietarios. Los Bermejos es una antigua finca de 25 hectáreas (grande para lo que se estila por estos parajes), de donde salen 14 tipos de vino: de la malvasía surgen un seco, un semidulce, un dulce natural y un seco fermentado en barrica; se hace también un brut nature y un malvasía ecológico (que probaremos y colgaremos en el blog): de la uva diego (vigiriego) se elaboran dos vinos, uno de ellos de agricultura ecológica (que también reseñaremos). Con la listán negro se hace un rosado y otro ecológico (mismo caso), el maceración carbónica (que era el vino que conocíamos), un tinto barrica, un espumoso rosado, y un moscatel de vendimia tardía.
Abrigos rocosos, en los alrededores
Le preguntamos a Felipe por la singularidad del cultivo en Lanzarote. Lo que más llama la atención al novato es la disposición de las cepas, en abrigos rocosos que defienden de los vientos a las plantas; lo hacen tanto de la desecación, como de la agresión mecánica que los fuertes vientos provocan en la planta.
Las cepas de por aquí tienen raíces muy profundas y han aprendido a autorregularse. Y es que llueve muy poco. Afortunadamente los volcanes ayudaron. El suelo está recubierto de una arena negra y gruesa, denominada picón, fruto de erupciones pasadas, localizado en abundancia en el Valle de La Geria, que tiene un efecto de protección fundamental, al ayudar a mantener la humedad, ya sea fijando la del rocío matinal, o bien evitando la evaporación de las escasas lluvias.

Finalizamos, dentro de la bodega, charlando sobre algunas de las prácticas que buscan cuidar al máximo la integridad de la uva, como el enfriamiento de los racimos, una vez llegados del campo,
para evitar oxidaciones, la utilización de la caída natural de los racimos y mosto, para evitar el bombeo, o los prensados suaves para eliminar los aromas desagradables.
Agradecemos a Felipe su tiempo y amabilidad.
¡Salud! 

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