Volvemos a Burdeos con este vino de capa alta y ribete vivo, con una tonalidad entre fucsia y picota.
En nariz encontramos aromas a fresa, a frambuesa, a mora; también se advierte algo de regaliz. La madera aparece bien integrada, con notas de cedro, y algo de tostado, aunque la fruta está por encima. Con tiempo y aireación, se van descubriendo nuevos matices.
En boca, este vino gana enteros, está muy bueno. En primer lugar, sorprende su acidez, teniendo en cuenta que en la etiqueta vemos 14,5% de alcohol; resulta fresco, como corresponde a un vino atlántico. Sin embargo tiene un cuerpo que puede recordar a los mediterráneos.
Resulta equilibrado, sedoso, sabroso; cierta salinidad se percibe en el centro de la lengua. La tanicidad no molesta, en todo caso aporta carácter y complejidad al vino. Un vino estupendo.
Nos lo regaló nuestro querido Josep Mas a quien hemos echado de menos en nuestra mesa. En cuanto al precio, en internet lo hemos encontrado por unos 20€.
¡Salud!
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