Los vinos de maceración carbónica son los primeros en salir al mercado, ya que su elaboración es rápida. Eran muy habituales hasta que se desarrolló la moderna industria del vino. A grandes rasgos diremos que nacen a partir de la fermentación espontánea que se produce cuando en un contenedor de racimos algunos se rompen por el peso. El mosto empieza a fermentar, generando una atmósfera (con mucho dióxido de carbono) que provoca la fermentación del resto de uvas de los racimos (porque las levaduras que están en la piel pasan de una respiración aeróbica, a una anaeróbica). Finalizado el proceso ya tenemos un vino, sencillo pero no por ello menos destacable, ya que nos permite disfrutar de la base del mismo, la fruta.
Algunas bodegas mantienen esa tradición, y muy bien, por cierto, como la riojana Familia Monje Amestoy, que tiene en Luberri a un clásico (que ya ha aparecido en nuestro blog).
Este 2013 mantiene las esencias; junto a un color muy atractivo, de radiante tono violáceo, apreciamos unos aromas frutales y florales muy agradables. Ahí están la frambuesa, el arándano, las lilas, y sobre todo la violeta (o el caramelo de violeta).
En boca no solo está el dulzor frutal (justo, sin sensaciones empalagosas); el vino tiene más, tiene cuerpo, gracias a un contenido alcohólico destacado (13,5%), muy bien compensado con la acidez. Además queda al final un amarguillo muy interesante.
Nuevamente, muy rico este Luberri. Además su precio es excelente, 5,40 € en la bodega Santa Cecilia, de Madrid.
¡Salud!
No hay comentarios:
Publicar un comentario