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lunes, 10 de marzo de 2014

VIÑA ALMATE GARNACHA 2011. Garnacha. Vino de la Tierra de Castilla y León. España.

Ya conocemos algunos de los vinos de Alfredo Maestro Tejero. Hoy toca subir un peldaño, para encontrarnos con un vino de producción escasa que nace a partir de unas cepas muy veteranas que Alfredo ha ido cuidando y recuperando por el entorno de Peñafiel.

¿Y qué nos depara? En el aspecto visual muestra mucha juventud, con un ribete rosáceo vivo.
En nariz, pues nos hemos ido a Ribera del Duero, es decir, a la idea que tenemos de lo que dan de sí los buenos vinos de esta denominación, con una estructura poderosa, una fruta bien presente y una crianza en madera que, cuando se entiende bien, da nobleza y carácter. Ahí están esos Pérez Pascuas, Alejandro Fernández ("Pesquera"), "Alión", o los "Mauro" y "Terreus" de Mariano García (éste, como Alfredo, fuera, pero cerca, de esa denominación); por no hablar de Vega Sicilia (hablar podemos bastante, más de lo que hemos podido probar de este nombre mítico, aunque la experiencia fue inolvidable).
Pues bien, este vino, que es de garnacha, no de tempranillo, la uva protagonista hoy en la zona, tiene aromas complejos y muy agradables. Primero, la fruta, roja, en sazón. A continuación el roble francés se deja notar con notas de cedro y especiadas, con algo de caramelo de café con leche. Pero hay más; recuerdos de monte bajo (romero) y terrosos. A este vino le viene bien abrirse; en nuestro caso lo hemos probado al día siguiente y está casi mejor.
Lo probamos, y sigue sorprendiendo. Te esperas algo denso, potente, y destaca su acidez, resulta fresco, y eso que tiene 14,5% de alcohol, que no se nota en absoluto. Tiene el puntito de dulzor inicial justo, para que no llegue a cansar. Los taninos están fundidos perfectamente con acidez y untuosidad.  Hay además cierta salinidad. Es un vino ya muy redondo, que nos gustaría probar con más edad, porque puede estar increíble con más evolución en botella.  El recuerdo es largo y fresco, muy sabroso y agradable.
Está tan bien hecho que, pese a ser un vino perfecto para acompañar una buena comida, se puede beber solo con deleite.
Por si no ha quedado claro, nos ha gustado mucho este vino, don Alfredo.

Nos costó 17, 90 €, en la vinoteca La Tintorería, Madrid. 
¡Salud!

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