Tras el feliz descubrimiento del Pirita blanco, probamos el tinto, que muestra una capa alta y cierta evolución en el color.
Desde el descorche advertimos que aquí hay "chicha", un buen ensamblaje entre las notas de crianza en barrica, y de la fruta, cepas viejas de Juan García, entre otras variedades, que muy bien tratadas en el campo por la enóloga inglesa Charlotte Allen, de la bodega Almaroja.
Hay un perfil mineral que ya notamos al catar el blanco, a lo que se suman notas de fruta roja (cereza), y negra (arándano). Los 9 meses de crianza en barrica francesa aparecen discretamente, con notas especiadas, vainilla, con ligero tostado.
En boca resulta sabroso, invita a repetir. Sus 14,5 grados no parecen tantos, gracias a la acidez.
Hay notas salinas, minerales. Deja un recuerdo largo y grato.
Un vino de excelente relación calidad-precio; nos costó 9,9 € (más IVA) en Natural cien por cien.
¡Salud!
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