Hoy tenemos de nuevo suerte. Volvemos a probar otro vino de Pérez Caramés. Un chardonnay del siglo pasado nacido en el corazón del Bierzo.
De precioso color ambarino, en nariz, nada más abrir la botella, nos adentramos en en mundo del placer olfativo. ¡qué maravilla! Casi parece un vino dulce, un vendimia tardía.
Los aromas son una mezcla de pastelería (yema tostada), con recuerdos de corteza de naranja, anís, manzana asada y piña. También advertimos especias dulces y miel.
En boca muestra un maravilloso equilibrio entre acidez y untuosidad. Un vino vivo, que vibra en el paladar. Al final de la lengua, tras unos segundos, se nota un ligerísimo amargor. Estamos ante un vinazo.
De pronto nos hemos acordado de los Viña Tondonia blancos viejos (que ya hemos probado alguno), por esa conjunción de aromas que solo aparecen en vinos muy determinados, y unas sensaciones en boca estupendas. Este resulta más untuoso, más dulce (los Viña Tondonia son otra cosa, la madera tiene un papel importante).
Deja un recuerdo magnífico, vibrante.Un vino que va directamente al placer de los sentidos.
¿Y cuánto cuesta esta joya? Pues 8 €. Para luego tener que oír a quienes dicen que el vino es caro.
¡Salud!
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ResponderEliminar¿Donde se puede encontrar este vino?
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