Hace unas semanas probamos el blanco. Como en el caso anterior la etiqueta lleva la firma de Martín Berasategui y la denominación "Maridaje Perfecto".
Empecemos con cosas positivas: muy bonito de color. Picota intenso con bordes fucsia (capote de torero - con perdón-).
En nariz también nos gusta. Es muy intenso y agradable. Las tres variedades elegidas para hacerlo aportan tonos frutales (fruta de confitura) y un ligero perfume a violeta.
En boca nos encontramos con un vino muy suave, ligero y aromático. Sin embargo nos parece demasiado amable. Echamos a faltar una acidez más destacada, un poco más de genio.
En todo caso, estamos ante un vino joven que puede gustar mucho a quienes no son habituales (su graduación alcohólica es relativamente baja: 12,5). También lo recomendaríamos para beber sin comida o con platos ligeros.
Tiene otros puntos fuertes: el diseño de su botella, poco habitual y elegante (para quedar muy bien ante un público poco exigente); y, sobre todo, su precio, inferior a 3 euros.
Es un buen ejemplo de lo que se puede hacer hoy en día con cuidado y moderna tecnología.
¡Salud!
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