Algo exclusivo, una rareza. Se trata de la botella número 31, de un total de 300, de este shiraz elaborado por la bodega Hispano Suizas. Lamentamos no poder poner la foto pero es que salió muy mal.El aroma es sorprendente, pues no es el esperable en esta variedad: huele a aceituna, en concreto al orujo de la aceituna (sí, como el olor de esos pueblos aceiteros que entra en nuestro coche cuando uno los cruza por la carretera). Pero también hay tonos ahumados (caucho, neumático). Agitamos insistentemente la copa y esperamos a que se abra. No lo hace: persisten los aromas iniciales. ¿Deberíamos haberlo decantado? Ya es tarde y preferimos esperar. Al menos, el alcohol (14%) no se aprecia nada. Tiempo después, ya va apareciendo la fruta (melón muy maduro) y notas de monte (pino, resina). Es posible que hubiera dado mucho más, pero al cabo de casi una hora nos hemos bebido la botella y este vino no ha acabado de abrirse. En boca está muy bueno, con unos taninos dulces y una acidez muy correcta. Es de paso fácil y muy aromático y en el posgusto se reconocen los ahumados. El final es largo y deja muy buen recuerdo. Este experimento ha resultado bastante interesante. El vino ha estado muy bueno, pero no debemos olvidar que su precio es de más de 22 euros en Lavinia, de Madrid.
¡Salud!
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