De color amarillo pajizo, en nariz sobresalen los aromas a bollería (sin concretar); con notas dulces de miel y manzana asada.
En boca presenta una cremosidad que nos recuerda al champán (de hecho, es el cava de los que hemos probado que más se acerca a su finura). Tiene un punto goloso que le hace muy apetecible, bien combinado con su refrescante acidez.
Como curiosidad, viene presentado en una botella en forma de ánfora, muy bonita, pero poco práctica pues no se sostiene por sí sola y uno sabe dónde dejarla cuando ha servido las copas.
Este excelente cava tiene un inconveniente: nos costó 40 euros en la vinoteca Aguiló de Falset. El precio de lo exclusivo.
¡Salud!
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