De capa baja y color picota, es intenso en nariz y destaca por su aroma lácteo (suero, yogur), mineral, de caucho (goma) y de orujo de aceituna (aquí es donde asoma la syrah). Con el tiempo, también va saliendo la madera (cedro) y la fruta madura. También apreciamos notas de salazón y de laurel.
En boca, tiene un paso ligero, aunque un poco ardiente. Lo curioso es que el alcohol no había aparecido al olerlo, pero sí ahora al degustarlo. Los taninos son potentes y también se aprecia la mineralidad y un fondo amargo, todo compensado por una excelente acidez.
Pues este vino del Ródano nos costó unos 18€ en Lavinia de Madrid.
¡Salud!
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