Hemos estado en la bodega madrileña Santa Cecilia donde nuestra querida Mayte nos ha regalado otra tarde-noche de placer. El motivo era conocer los vinos de Pedro Olivares, vinos biodinámicos. Dado nuestro contacto anterior con varios vinos naturales (algunos maravillosos) decidimos utilizar esta ocasión para profundizar en su conocimiento.
Pedro es un jiennense que se hizo experto en vinos de Jerez, abandonó sus estudios de economía y se lanzó al mundo del vino, trabajando en proyectos repartidos por varios continentes. Con todo ese bagaje se ha lanzado a dos proyectos: Maybri y Entredicho.
Su charla comenzó con un repaso por las bases de la agricultura biodinámica, si bien él se considera un productor "multidinámico", que ha añadido otros aspectos a la anterior.
Centrándonos en la agricultura biodinámica, diremos que es aquella que tiene como base los postulados de Rudolf Steiner, fallecido en 1925 y que ya hace un siglo se quejaba de la degradación de la calidad de la comida por el uso de pesticidas y fertilizantes químicos. Se trata de que la plantación (del tipo que sea) se convierta en una unidad autosuficiente, un organismo completo, que dará su personalidad a los vinos.
Pedro Olivares trata de hacer realidad esos presupuestos en lugares como Bullas e Inazares, a 1.700 metros de altitud. Para ello tiene en cuenta elementos como los animales. Nos cuenta la importancia que tienen las ovejas y cabras para dar un estiércol necesario para crear un compost de calidad; o las vacas, que con su enorme estómago provocan unos procesos digestivos de los que saldrá un compost de grandes propiedades.
Rudolph Steiner |
Otro componente fundamental en una explotación biodinámica es el vegetal. Se cultivan cereales y leguminosas (entre otras especies) para mineralizar los suelos. Al tiempo, se mantiene la flora autóctona de la zona.
Este tipo de trabajo en la tierra conlleva la utilización de otros métodos, como la incineración de determinadas plantas, o la alelopatía. ¿Qué es eso? Resulta que las "malas hierbas" pueden producir con sus raíces determindas sustancias (aleloquímicas) que pueden realizar acciones como estimular el crecimiento de otras plantas, evitar la acción de los insectos o inhibir la germinación de las semillas. Además realizan un proceso de estrés a la viña. Si el suelo bulle de vida y salud, se reproduce mejor, da mejores racimos, más atractivos para animales que serán los encargados de distribuir sus semillas a posteriori.
Otras cosas que se utilizan en este tipo de agricultura son los preparados homeopáticos para hojas y suelo: cola de caballo (con enormes aportes minerales -preparado 508-), manzanilla (que relaja a las plantas, haciendo que su crecimiento se retrase -ideal, por ejemplo, en Ribera del Duero para que no sufran las heladas primaverales-), ortiga (gran insecticida), roble (desinfectante), o el famoso preparado 500, en el que los excrementos de vaca se introducen en un cuerno de vaca recién parida (los cuernos, cuanto más puntiagudos mejor, para recibir las energías cósmicas), para que aumenten los microorganismos del suelo. Se trata, en definitiva, de conseguir un suelo sano y lleno de vida, que aporte sus virtudes, su energía vital, a la uva.
La agricultura biodínámica tiene muchos más elementos, como la atención al cielo: ciclos lunares y solares, constelaciones...; a todo esto Pedro Olivares suma sus conocimientos en materias como enfriamiento, vinificación y utilización de la madera (siempre nueva y nunca tostada - de ahí esos tonos balsámicos que aparecen en sus vinos).
Centrándonos en la cata, probamos un Maybri surgido de viñedos monastrell de 80 años y a 1350 metros de altura, en Bullas. Muy bueno. La mineralidad está muy presente.
A continuación pasamos a un vino de Utiel-Requena, de la bodega Proexa, el Aldabones 2008 y 2007, también muy buenos, el 2007 estupendo. Sorprende en todos la buena integración entre fruta y madera, explicable por la calidad de la fruta, con unos taninos dulces que se integran muy bien con los de la barrica.
Finalizamos con dos vinos muy exclusivos: los Entredicho, el proyecto más personal de Pedro. Primero un Bobal Plus, con solo 600 botellas (y más de 50 euros de precio), y a continuación un Entredicho ft (lo de ft es una alusión a la madre de Pedro), de algo menos de 900 botellas ( y más de 130 euros), que surge de plantas que apenas dan algún racimo pequeño (alguno de 62 gramos). Son necesarias siete vides para una sola botella.
Ambos vinos estaban buenísimos, aunque nos quedamos con el primero, sorprendente con su aroma a mango (entre otros muchos). El segundo estaba recién embotellado y le auguramos un espléndido porvenir.
El balance final fue excelente, ya que aprendimos y disfrutamos al tiempo. No podemos pedir más. Bueno, sí. Ya se lo hemos pedido a Pedro, al que esperamos visitar en los próximos meses.
¡Salud!
HOLA HACE POCO TUVE LA SUERTE DE VISITAR LA VIÑA EN INAZARES Y ES ESPECTACULAR EN TODOS LOS SENTIDOS. AUGURO UN GRAN PORVENIR A LA INCREIBLE PROFUSION DE VINOS QUE SALDRAN DE ESAS TIERRAS Y QUE TODOS ESTAREMOS ENCANTADOS DE BEBER Y DISFRUTAR.
ResponderEliminarJAVIER RUIZ