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miércoles, 29 de junio de 2011

CATA DE MALBEC ARGENTINOS CON JAVIER GILA

Vinoencasa amplía sus horizontes acercándose a la Unión Española de Catadores. Allí nos hemos estrenado con una cata monovarietal de Malbec argentinos, dirigida por el sumilller y asesor de Lavinia, Javier Gila; quien ha derrochado conocimiento y pasión por el vino.



La cata nos ha dado la oportunidad de conocer diversos aspectos sobre la viticultura argentina. Para empezar, podemos escribir sobre sus orígenes, que están ligados a la colonización española (Javier nos dice que la primera uva europea que llega hasta ese continente es la Listán Negro canaria). La primera expansión del viñedo se debe, como en la Edad Media europea, a la acción de los monasterios. Ya en el siglo XIX confluyen varios factores para impulsar este sector: ferrocarril, electricidad, y la gran afluencia de inmigrantes, especialmente españoles e italianos, que llegan a este país.

En este proceso se implantan numerosas variedades europeas, como la Malbec, oriunda de Cahors, en el suroeste de Francia, que será la que prospere en Argentina, hasta el punto de que acabará por identificarse con el vino del país.

La imagen actual de Argentina como uno de los grandes productores y exportadores mundiales se debe, sin embargo, a una etapa mucho más reciente. La crisis económica de los años ochenta (que no tenemos claro que haya finalizado) favoreció la llegada de grandes corporaciones que compraron a precio de saldo el viñedo argentino, abriéndolo al mercado mundial. Hoy Argentina es el quinto productor mundial por detrás de Italia, Francia, España y EEUU (y el séptimo consumidor).



Centrándonos en la cata, hemos probado doce vinos: Finca La Linda 2009, Colomé 2008, Callia Reservado 2009, Gouguenheim Crianza 2009, Gouguenheim Reserva 2008, Séptima Gran Reserva 2005, Zuccardi 2006, Luigi Bosca Reserva 2008, Broquel 2008, Reserva del Fin del Mundo 2008, Achaval Ferrer Finca Bella Vista 2008, y, "de postre", uno español que Javier Gila se ha traido en el maletero de su coche desde tierras levantinas: el Casa don Angel.


Nos han gustado dos: el Zuccardi y el Achaval Ferrer. Vinos bien hechos, con peso de fruta, donde todo está bien ensamblado, tanto en nariz como en boca. No es casualidad que sus precios sean los más elevados: 30 euros el primero, según leemos en las notas que nos facilita la UEC, y ¡más de 100! el segundo, según cuenta una de las participantes en el evento.



No obstante no podemos dejar de reseñar ciertos aspectos que nos sugiere esta cata. Por ejemplo que la globalización se puede apreciar perfectamente en el panorama vitivinícola. Los vinos (que no son muchos, todo hay que decirlo) del llamado Nuevo Mundo (incluimos aquí Australia, Sudáfrica y América, Norte y Sur) que hemos probado en nuestro blog, muestran características perfectamente intercambiables. Tienen un nivel general de calidad aceptable. Son vinos correctos, bien hechos porque cuentan con el respaldo de grandes grupos que van sobrados de tecnología enológica. Responden a un patrón bastante estandarizados: fruta con madera bien presente (notas de café, chocolate), estallido de sabor en boca, con predominio de la sensación dulce... y poco más.
Están buenos y cuentan con la baza de un precio competitivo, pero no nos enamoran.
Otra reflexión que nos deja la reunión tiene que ver con la relación calidad-precio de los vinos españoles y, como señalábamos en el comentario del reciente Valpolicella, con lo mal que se venden. Es una lástima que teniendo una variedad enorme de vinos, elaborados cada vez mejor (aunque todavía haya que desterrar ciertas prácticas mal entendidas, como el protagonismo de la madera), apenas sean reconocidos. La cultura del vino en España parece estar seriamente amenazada...; aunque no perdemos la esperanza. Todo lo bueno acaba por volver.

¡Salud!

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