Aquí, desde hace un siglo, la familia Lapierre produce vinos, como este tinto de capa media-alta y ribete violaceo.
En nariz nos ofrece mucha fruta madura (recuerdos a mermelada). Encontramos también notas florales y terrosas.
En boca resulta goloso, con un paso aromático y aterciopelado. El final es muy largo y agradable.
Exige tomarlo fresco, porque tiene una carga alcohólica abundante (14,5%).
Nos costó algo más de 10 euros en la Vinoteca Tierra de Madrid.
¡Salud!
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