Pues bien, este Aldabones (de uvas procedentes de una finca homónima) que se muestra con una capa alta y un color picota, resulta complejo en nariz. Hay fruta roja (ahí está la merlot), pero también notas minerales y balsámicas ( de una madera no tostada).
Al probarlo advertimos que estamos ante un vino potente, con carga alcohólica generosa, aunque nos acomodamos rápidamente a lo que nos propone. Hay dulzor en la entrada y acidez que la compensa. La bobal le pone músculo a este vino en el que la fruta está muy presente; pesa en la lengua, y sus aromas vuelven por vía retronasal. Deja un recuerdo largo y muy agradable.
Una buena experiencia para este vino que nace en viñedos altísimos y donde se nota su cuidada elaboración.
Nos costó 15, 25 euros en la bodega Santa Cecilia, de Madrid.
¡Salud!
No hay comentarios:
Publicar un comentario