Vinoencasa ha visitado recientemente la región de Somontano, la denominación de origen española más joven. Fuimos a visitar una de las bodegas más modernas de España y posiblemente del mundo. Y no exageramos. Se trata de la bodega Irius, situada en Barbastro, Huesca.
No solo nos impresionó la espectacularidad de la arquitectura, pues eso ya lo ofrecen otras bodegas - la de Frank Gehry de Marqués de Riscal, o la de Santiago Calatrava de Ysios, ambas en Rioja - sino el empleo de la más alta tecnología.
Marqués de Riscal |
Ysios |
La bodega Irius es de acero, cristal y hormigón. Su forma quiere semejar una montaña, como si formara parte de la cercana Sierra de Guara que se alza a su espalda. El nombre se debe a que ha habido también quien le ha visto al edificio un parecido con las alas desplegadas de una mariposa que se llama así.
mariposa Irius |
Otra innovación que han introducido consiste en que el alambre por el que se guían los sarmientos tiene forma de espiral. Esto tiene dos ventajas fundamentales: una, que facilita el enganche de los zarcillos y el buen guiado de la cepa; y otra, que tiene que ver con la vendimia. Pero esto merece un apartado especial.
Bodega Irius |
El proceso de fermentación alcohólica se realiza en grandes tinos de madera y la maloláctica en depósitos de acero inoxidable situados justo debajo de los tinos. El objetivo es que el vino siempre circule a través de la bodega por la acción de la gravedad y no utilizar ningún tipo de bomba para no estresarlo. Por eso, en los tintos, para realizar los remontados se usa un puente grúa que guía un depósito (en la bodega lo llaman el OVI: Objeto Volador Identificado) que recoge el mosto en fermentación en el desagüe del tino y, cuando está lleno, lo sube hasta la boca donde lo vuelca para romper el sombrero.
Cuando, por fin, el vino está elaborado, a los tintos les esperan unos meses de crianza en barrica. Aquí se usa un 90% de roble francés y un 10% de americano. Las barricas siempre son nuevas y no se utilizan más allá de cuatro años. Todos los toneles se trasiegan cuatro veces al año y para hacer esto entra en acción otra de las maravilllas tecnológicas de esta bodega. Las barricas no están apiladas en distintos pisos, como suele ser habitual, sino que están montadas en una única hilera sobre unos elementos sustentantes, dejando entre cada línea una ancha calle. Por aquí circula un robot que, guiado a través de láser, es el que se encarga de recoger cada barrica, llevarla al lugar donde se realiza el trasiego y luego volverla a colocar en el mismo sitio de donde ha partido. Y, por supuesto, la operación de trasiego, lavado e higienizado de la barrica anterior también la realizan sofisticadas máquinas.
Cuando la amable guía que nos ha llevado por todas las instalaciones - a esta hora, ya sabemos que no es un ser humano: es un androide -, para describirnos el proceso de embotellado, nos explica que la empresa ha adquirido una máquina que es capaz de lavar, llenar, inyectar gas inerte, encorchar y encapsular no sé cuántos miles de botellas a la hora, pues uno ya está un poco mareado, la verdad, con tantísimo dato y está deseando volver a montarse en la nave que nos regrese a nuestro querido planeta Tierra.
La visita incluía una cata de tres vinos, dos blancos y un tinto. Vinoencasa se ha traído algunos de ellos para presentároslos en próximas entradas.
¡Salud!
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