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jueves, 28 de julio de 2011

BODEGAS IRIUS. Somontano. España.


Vinoencasa ha visitado recientemente la región de Somontano, la denominación de origen española más joven. Fuimos a visitar una de las bodegas más modernas de España y posiblemente del mundo. Y no exageramos. Se trata de la bodega Irius, situada en Barbastro, Huesca. 
No solo nos impresionó la espectacularidad de la arquitectura, pues eso ya lo ofrecen otras bodegas - la de Frank Gehry de Marqués de Riscal, o la de Santiago Calatrava de Ysios, ambas en Rioja - sino el empleo de la más alta tecnología. 
Marqués de Riscal
Lo que vimos en el audiovisual de bienvenida, lo que nos contó la guía que nos acompañó en la visita y lo que pudimos apreciar in situ nos hizo pensar en una bodega imaginada por un autor de ciencia ficción.
Ysios
Todo, desde la plantación del viñedo, el seguimiento de la maduración de la uva, la vendimia, la elaboración del vino, su crianza y el embotellado final está tecnificado. Apenas actúa la mano del hombre pues de casi todas estas labores se ocupan las máquinas y los robots. 
La bodega Irius es de acero, cristal y hormigón. Su forma quiere semejar una montaña, como si formara parte de la cercana Sierra de Guara que se alza a su espalda. El nombre se debe a que ha habido también quien le ha visto al edificio un parecido con las alas desplegadas de una mariposa que se llama así.                            
mariposa Irius
Se inauguró en 2008, pero la mayoría de las más de 300 hs. de viñedos propios - una de las extensiones mayores de Somontano - las comenzaron a plantar en 2000. Su primera vendimia fue la de 2003 y el vino que traeremos a Vinoencasa en una próxima entrada es de 2004. ¿Y se nota esta juventud en el vino? De ninguna manera, pues la política de esta bodega es la de reducir al máximo la producción de cada cepa para que, así, concentre todos los azúcares y los escasos minerales que puede extraer una planta tan joven en esos poquísimos frutos. ¿Interesante, verdad? Pero ahora surge otra pregunta ya que si se recoge tan poca uva de cada cepa, ¿cómo es posible que resulte rentable a menos que se cobre el producto final a unos precios desorbitados? Pues aquí está otra de las innovaciones de Irius. Lo que han inventado es un nuevo sistema de plantación en espalderas mucho más alto de lo normal - de 2 metros - para que, creciendo la vid a lo alto, sea posible plantar más cepas por hectárea. De ese modo, aunque se reduzca la producción por cepa, al haber muchas más plantas por hectárea, se compensa la pérdida y se puede vender la botella a un precio razonable.
Otra innovación que han introducido consiste en que el alambre por el que se guían los sarmientos tiene forma de espiral. Esto tiene dos ventajas fundamentales: una, que facilita el enganche de los zarcillos y el buen guiado de la cepa; y otra, que tiene que ver con la vendimia. Pero esto merece un apartado especial.
Bodega Irius
En esta bodega de la era espacial ya no se decide el momento de la vendimia probando los granos para determinar si están en su momento óptimo de madurez. No, aquí se realizan fotografías de infrarrojos vía satélite - y aquí debería sonar la célebre banda sonora de 2001: Odisea en el espacio, de Kubrick - que señalan las zonas específicas del viñedo en donde ya se puede vendimiar. Entonces se espera a una hora avanzada de la noche en que las uvas están frescas y no puede haber fermentaciones espontáneas indeseables que resten calidad al vino, para que entren en acción unas cosechadoras que pasan por encima de cada línea de espaldera. Estas enormes máquinas sacuden los cables, que por su forma en espiral transmiten mejor las vibraciones a los sarmientos, para que se desprendan los granos y se quede en la cepa el escobajo. La cosechadora va mandando todo el volumen de uva recogido a un remolque isotermo. Allí se le añade nieve carbónica - ahí va el enlace a la wikipedia para quien tenga curiosidad - y el contenedor se cierra herméticamente hasta su llegada a la bodega, donde la uva pasa por cintas transportadoras para que unos cuantos operarios retiren las pocas hojas que hayan podido venir y los granos defectuosos o inmaduros.
El proceso de fermentación alcohólica se realiza en grandes tinos de madera y la maloláctica en depósitos de acero inoxidable situados justo debajo de los tinos. El objetivo es que el vino siempre circule a través de la bodega por la acción de la gravedad y no utilizar ningún tipo de bomba para no estresarlo. Por eso, en los tintos, para realizar los remontados se usa un puente grúa que guía un depósito (en la bodega lo llaman el OVI: Objeto Volador Identificado) que recoge el mosto en fermentación en el desagüe del tino y, cuando está lleno, lo sube hasta la boca donde lo vuelca para romper el sombrero.
Cuando, por fin, el vino está elaborado, a los tintos les esperan unos meses de crianza en barrica. Aquí se usa un 90% de roble francés y un 10% de americano. Las barricas siempre son nuevas y no se utilizan más allá de cuatro años. Todos los toneles se trasiegan cuatro veces al año y para hacer esto entra en acción otra de las maravilllas tecnológicas de esta bodega. Las barricas no están apiladas en distintos pisos, como suele ser habitual, sino que están montadas en una única hilera sobre unos elementos sustentantes, dejando entre cada línea una ancha calle. Por aquí circula un robot que, guiado a través de láser, es el que se encarga de recoger cada barrica, llevarla al lugar donde se realiza el trasiego y luego volverla a colocar en el mismo sitio de donde ha partido. Y, por supuesto, la operación de trasiego, lavado e higienizado de la barrica anterior también la realizan sofisticadas máquinas. 
Cuando la amable guía que nos ha llevado por todas las instalaciones - a esta hora, ya sabemos que no es un ser humano: es un androide -, para describirnos el proceso de embotellado, nos explica que la empresa ha adquirido una máquina que es capaz de lavar, llenar, inyectar gas inerte, encorchar y encapsular no sé cuántos miles de botellas a la hora, pues uno ya está un poco mareado, la verdad, con tantísimo dato y está deseando volver a montarse en la nave que nos regrese a nuestro querido planeta Tierra.
La visita incluía una cata de tres vinos, dos blancos y un tinto. Vinoencasa se ha traído algunos de ellos para presentároslos en próximas entradas. 
¡Salud!

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