Este rosado francés se presenta con un inusual color "ojo de perdiz", muy distinto a lo que estamos acostumbrados a ver por España.
Cuando lo olemos nos aparecen recuerdos suaves de fresa, pero dándole tiempo y atemperándose apreciamos unos toques distintivos como de hojarasca (con perdón, como cuando uno va por un parque en otoño y hay muchas hojas acumuladas en el suelo, que dan notas dulzonas).
Cuando lo olemos nos aparecen recuerdos suaves de fresa, pero dándole tiempo y atemperándose apreciamos unos toques distintivos como de hojarasca (con perdón, como cuando uno va por un parque en otoño y hay muchas hojas acumuladas en el suelo, que dan notas dulzonas).
En boca tiene una entrada golosa, muy bien compensada por una excelente acidez, que le hace muy largo. Además cuenta con un tacto untuoso que le da amplitud.
Muy buen rosado a un precio excelente: nos costó 8,10 en Lavinia.
¡Salud!
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