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sábado, 10 de septiembre de 2011

DO FERREIRO 2010. Albariño. Rías Baixas.


Volvemos a Rías Baixas, concretamente a la comarca del Salnés para presentar a este albariño que ya tuvimos ocasión de probar en nuestra reciente visita a Galicia.
Es de color dorado pálido y, en nariz, ofrece desde el descorche una gama de aromas que identificamos con facilidad. Hay notas herbáceas y florales junto a las frutales. Los recuerdos de la manzana son notables.

En boca destaca por su buena acidez. El paso por boca es muy agradable y no te deja indiferente. Nos sorprendió ya en su momento que tiene una carga alcohólica llamativa, que contribuye a darle corporeidad al vino. Además el recuerdo que deja es muy largo.

Un albariño bien elaborado, que es una apuesta segura para los que gusten de estos vinos. Su precio se encuentra alrededor de los 15 euros.

En cuanto a la visita que realizamos hace pocas semanas nos gustaría destacar que esta bodega, Gerardo Méndez S.L., incluye entre sus propiedades una pequeña joya, la hectárea de la que nace su Do Ferreiro Cepas Velhas, uno de los grandes blancos que se pueden encontrar en el mercado.
En ese maravilloso lugar (una especie de catedral natural del vino) estuvimos junto a Encarna Méndez y pudimos saludar también a Gerardo, su padre. Con Encarna recorrimos el emparrado de esa parcela, una semana antes de ser vendimiada y nos contó su historia. Parece ser que ya hay documentos que identifican esa finca con más de dos siglos de antigüedad. Lo cierto es que, cuando Gerardo la adquirió tuvo que recuperarla de su situación de abandono. Hoy luce muy hermosa, con sus racimos dorados –algunos con uvas pasificadas- a punto de regalar su jugo.
En esta “hectárea de oro” hemos podido comprobar el método del acodo. De una parra se puede reproducir otra enterrando una de sus ramas hasta que saca raíces. Entonces surge una planta nueva, igual a la anterior que puede quedarse in situ o llevarse a otra zona.
En este viñedo tan singular se trabaja con mimo, nutriendo la tierra de vez en cuando. Dependen de la producción de cada año, por lo que el número de botellas puede variar bastante de una añada a otra.
Charlando con Encarna notamos la preocupación de la bodega por la calidad, cuidando mucho la uva en el viñedo para evitar problemas posteriores. Nos comentó la dificultad de utilizar tratamientos ecológicos en unas parcelas tan pequeñas, donde el vecino te las puede contaminar usando tratamientos inadecuados. También los rigores y sinsentidos de una regulación vitivinícola que parece estar creada por gente que sabe bastante poco de esto.
Acabamos probando su Do Ferreiro 2010, el vino que hemos reseñado arriba.

¡Salud!

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