A raíz de un artículo aparecido en El País Semanal, de 10 de julio de 2011, titulado “Los locos del vino”, supimos de la existencia de “Rodrigo Méndez y la señora Lola”. En nuestro viaje a Rías Baixas ha sido uno de los elaboradores con los que hemos hablado.
Un día antes de conocerlo probamos este tinto monovarietal. Es de capa alta y ribete amoratado.
Al olerlo advertimos complejidad. Ha jugado al escondite con nosotros. El nombre de la uva nos llevaría a la fácil sugestión de detectar el aroma del laurel. Pero nada de eso. Admitimos notas balsámicas de monte, entre las que incluiríamos el laurel. Además hemos apreciado de fondo un olor característico de hollejo, de mosto, de uva machacada, pisada; además de fruta roja y notas minerales. Más adelante también han aparecido notas de una rusticidad animal como las que recordábamos en algunas mencías.
En boca tampoco es un vino fácil. Tiene mucha acidez, unos taninos singulares que pensamos proceden de la utilización de una parte del raspón en su elaboración. También hay mucha carga frutal. Y un carácter de vino artesano que nos encanta.
Nos costó 25 euros en la vinatería El Zaguán, de Baiona, Pontevedra.
¡Salud!
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