De bonito color dorado, en nariz nos fueron invadiendo sucesivamente notas de albaricoque seco, hinojo y matices tropicales (de mango). La madera dulce se aprecia como un buen complemento de lo anterior, sin restar protagonismo.
Se trata de la obra de uno de esos genios artesanos que hemos ido descubriendo en los últimos meses. Apenas dos mil botellas de un vino cuidadísimo que tiene cosas de grandes blancos que hemos probado. Algunos grandes riesling que hemos podido saborear quedan por detrás de este vino orensano.
No podemos indicar su precio porque fue una cortesía más de Miguel.
¡Va por ti, amigo!
¡Salud!
No hay comentarios:
Publicar un comentario