Este
vino sorprende desde el principio. Tiene un color dorado algo opaco, incluso cobrizo,
muy lejos de esos colores amarillos brillantes que quedan tan bien en
las fotos de catálogos y anuncios. Además tiene materia en suspensión y
algunas burbujitas, resto de carbónico.
En
nariz muestra una estimulante complejidad. Empezamos con aires
florales y de fruta blanca (manzana de las de asar); pero pronto advertimos notas herbáceas y balsámicas, como de
eucalipto o pinar. También hay recuerdos de tierra húmeda, de fondo de bodega.
En boca presenta una entrada donde se combinan acidez y dulzor, con su puntito de burbujeo juguetón. El paso es aromático, dejando una sensación muy placentera. Es de esos que, pasado el tiempo, sugieren comentarios como: ¡qué bueno!
Un vino para beber en cualquier momento; antes, con, y después de comer. Combina muy bien su frescura con cierto carácter de vino serio, con peso en boca y muy largo.
Su precio es, además, toda una invitación a probarlo, 7,90 € en La Tintorería, de Madrid.
¡Salud!
REPETIMOS
Lo hemos probado de nuevo ocho meses después. Visualmente ha perdido las burbujas del carbónico. En nariz se mantiene con su complejidad, y, en boca, muestra su talla de gran vino. Excelente acidez, que está ahí, sin irritar, y un tacto untuoso y elegante que le hace muy placentero. El recuerdo, larguísimo.
¡Salud!
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